En relación a la decisión ¿Ser solidario para contribuir a cambiar el mundo? esta es una opinión de Maria Viñas Pich

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Esta es mi opinión de experto

En una sociedad llena personas que trabajan puramente por dinero y por unas ganancias a obtener, el voluntario es como un potente faro que nos indica donde debiera estar el verdadero origen de la actividad humana: en la libertad. Libertad que se entiende responsable y corresponsable.

El voluntariado es, a mi modo de ver, una de esas voces que interpelan al sistema actual y que juega un papel importante como corrector de posibles abusos y desviaciones en el funcionamiento económico.

El voluntariado se presenta como un gran interrogante a los actuales índices de valoración establecidos en el desarrollo de la economía vigente, introduciendo nuevas variables en el sistema que pueden ayudar a dar una interpretación distinta de la realidad. Porque, el voluntario, primando ante todo el bien de las personas concretas a las que se dirige su actividad; nos recuerda que el motor y la base de la economía no pueden seguir siendo única y exclusivamente el puro interés individual y egoísta, sino que tiene que abrirse al nivel comunitario, al nosotros, como base de producción, elaboración y distribución.

Estamos inmersos en una cultura en la que el trabajo se realiza en función del salario que se obtiene. De manera que a la hora de buscar un trabajo, habitualmente, ya no nos lo planteamos en función de los gustos, preferencias o aptitudes de la persona, sino en función del salario que podamos percibir. Nos convertimos en “prostitutos” del trabajo, vendiéndonos al mejor postor. Al principio del siglo XX, el trabajo asalariado representaba un 25 % en el conjunto de la vida de la persona; en el siglo XXI, el trabajo está ocupando sólo el 20 % en el ciclo de la persona. Desde esta perspectiva, el voluntariado amplía una visión reduccionista del trabajo humano, al tiempo que abre nuevas perspectivas y nuevos retos a la sociedad actual. En una sociedad cada vez más saturada de personas que trabajan puramente por dinero y por unas ganancias a obtener, el voluntario es como un potente faro que nos indica donde debiera estar el verdadero origen de la actividad humana: en la libertad. Libertad que se entiende responsable y corresponsable; es decir, una libertad con inteligencia y orientada al amor.

El voluntario atento a las necesidades de la sociedad, se moviliza junto con otras personas para dar respuesta a situaciones carenciales que detecta a su alrededor. Desarrolla así un trabajo que tiene en su origen la libertad (nadie ni nada lo obliga), y tiene como fin conseguir el bien de las personas o de la sociedad, de forma gratuita y desinteresada.

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