En relación a la decisión ¿Leer 'La educación sentimental', de Gustave Flaubert? esta es una opinión de Silvia Bardelás

Imagen de Silvia Bardelás

Esta es mi opinión de experto

Esta novela es como una máquina por dentro. Hay un producto que se mete por un tubo y después de experimentar una transformación, sale convertido en otra cosa. Una vez ha entrado el producto ya no puede salir. Ese producto es Fréderic, el protagonista, que va a sufrir una educación sentimental.

Un libro como La educación sentimental no se termina en la última página que dejó el escritor, sino que sigue transformándose en las infinitas lecturas que atraviesan la historia. Hay libros que mejoran su vida con esas lecturas y otros que acaban muriendo o se tuercen en su sentido. En este caso, las lecturas se han focalizado hacia la idea de la decepción, George Luckács la definió como la novela psicológica de la desilusión. De alguna manera el protagonista se ha vuelto paradigma del hombre desilusionado.
 
Personalmente en ningún momento me ha parecido suficientemente ilusionado como para valorar esa desilusión como tal. Preferiría pensarlo como paradigma de la acomodación. La palabra acomodado se sigue utilizando para hablar de alguien que tiene dinero pero no es millonario. ¿Eso qué significa? Que lleva una vida cómoda. ¿Y eso qué significa? Que se ha acomodado a la organización social de su momento. La comodidad es un término muy complejo aunque parezca simple. ¿Cómo es posible que nos acomodemos a formas de vida que nos destruyen? ¿Qué mecanismos se tienen que poner en marcha para hacerlo?
 
Esta novela es como una máquina por dentro. Hay un producto que se mete por un tubo de una forma determinada y después de seguir una cadena de transformaciones, sale convertido en otra. Ese producto es Fréderic, el protagonista, que va a sufrir una educación sentimental.
 
Por eso Flaubert comienza con el bachiller recién graduado, listo para entrar en la máquina. Al principio, toma una decisión, en lugar de seguir una formación académica para acabar teniendo una vida tediosa, decide guiarse por sus sentimientos. Puede llegar a ser un pintor o incluso sueña con la gloria de un escritor, el sentimiento que le produce la posibilidad de conseguir eso le satisface suficientemente como para no pintar ni escribir nunca. El sentimiento pasional hacia la mujer imposible de alcanzar le permite mantener cierta dignidad, como si fuera fiel a un ideal hasta el punto de rechazarla al final para no degradar ese ideal. El sentimiento de nostalgia de una revolución no vivida o el sentimiento de rechazo hacia gente que considera inferior le permiten mantenerse al margen de los acontecimientos políticos. Las sensaciones en el campo al lado de su amante le hacen pensar que su vida está bien. El sentimiento por delante, colocado a las cosas, sin que surja de la relación con ellas, la proyección del yo en todo lo exterior, la imposibilidad de ver al otro como el otro, el asco de ver a otros como son, el rechazo a la vejez, la enfermedad, la fealdad, la pobreza.
 
La educación sentimental es la educación necesaria para acomodarse. Sólo un sentimiento al margen de lo otro, de lo que está enfrente, el sentimiento inventado bajo los cánones de un tipo de vida cómoda, el sentimiento en definitiva desvinculado, sin contacto, sin relación, amorfo es capaz de sostener una vida inactiva, sin respuesta, al final, sin mirada. La vida burguesa se había convertido ya en una vida fundamentalmente cómoda y en un mundo en constante transformación y lleno de injusticias y desigualdades , mantener esa comodidad supone terminar con la autenticidad, con el impulso natural, con el asombro ante lo nuevo, con la capacidad de reacción desde sentimientos auténticos producidos por la relación.
 
En un momento determinado, toma la decisión consciente de hacerse egoísta, de tener un corazón de piedra para poder salir al mundo, como si antes estuviera fuera de su ego y como si salir al mundo significara aumentar el propio beneficio. El que sale de la máquina ya hecho es el que recuerda que el mejor tiempo de su vida fue el momento de huir de la presencia de unas prostitutas, presencia de lo nuevo y desconocido que produce de verdad un sentimiento auténtico, una reacción no dirigida. De manera que se trata de una lectura que no puede ser más actual, mostrándonos nuestra educación burguesa, nuestra educación sentimental que nos permite mantener una indiferencia cómoda.

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