En relación a la decisión ¿Leer poesía? esta es una opinión de Silvia Bardelás

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Esta es mi opinión de experto

Mientras la novela moderna parece anestesiada, preocupada únicamente con servir de distracción; la poesía habita un terreno semiabandonado e incómodo para la sensibilidad contemporánea que tanto gusta mantenerse apartada de los sentimientos.

¿Cómo contar una vida cotidiana tan alejada de nuestra condición humana, tan anestesiante, tan decidida a borrar cualquier tragedia? No es que no se pueda hacer, pero la narrativa está ya tan del lado de la anestesia, de la vida fácil, de la distracción, que intentar romper ese estatus significa dar cabezazos contra un muro.
 
Sin embargo la poesía permanece al otro lado, en terreno abandonado. Parece imposible un poema anestesiante. El ritmo obliga a cierto movimiento. Por otro lado, ¿quién teme a palabras que no llegan? En este momento que parece trágico, el final de un mundo que aspiraba al bienestar social, o que usaba esta utopía para justificar un modelo bárbaro, sería el campo perfecto para la eclosión del teatro, para una catarsis, una toma de conciencia impactante. Pero no es posible porque la estética predominante es una estética no sentimental, no catártica, crear desde un mero concepto, seguir una línea artística que busca un hueco en el mercado, el silencio de las exposiciones, el culto al autor, el valor material del arte, el centro cultural con seguridad en la puerta, el extraño premio recogido con chaqué, la agenda y los agentes culturales, el piano técnico desalmando el romanticismo, la cultura para masas, el sentirse masa sin pensar, ni recordar, ni imaginar para no sentir. Sólo estar, el ritmo vital del pum, pum, sin principio ni final. La imposibilidad de replicar, lo políticamente correcto, la revista cultural, las fotos de autores tumbados en sofás.
 
Al otro lado de ese mundo está la poesía, donde hay grito, angustia, enfado, alegría, deseo, culpa, pasión, éxtasis, nostalgia, ansiedad, gloria, satisfacción, incertidumbre. Donde no hay prisa, ni mercado, ni justificación, ni corrección, ni red social, ni ideas claras, ni asesinatos virtuales, ni mujeres desesperadas, ni hombres de mentes naturales en cuerpos vigorosos. No hay violencia. Hay sentimiento. Y eso no se puede aguantar, no está registrado en la anestesiada sensibilidad contemporánea, de ahí el muro construido por los “agentes culturales”, que seleccionan siguiendo el criterio de “lo meramente actual”.
 

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Comentarios
Imagen de Juan Malpartida
Martes, 17 de Diciembre de 2013 a las 12:23

La verdad es que me ha desconcertado el artículo de Silvia Bardelás sobre poesía y mundo moderno, sobre poesía y los demás géneros (novela, especialmente). Yo creo que la poesía es importante, porque supone una relación exigente con el lenguaje, o debería, pero es evidente que hay muchos malos poetas, tantos como novelistas, y que sus temas a veces son iguales a los de los narradores. Recientemente he tenido que leer un verdadero montón de libros inéditos para un concurso, y la verdad, allí apareció desde cotilleos televisivos a aburridas cotidianidades. Lo que Bardelás denomina "grito, angustia, enfado, alegría, deseo, culpa, pasión, éxtasis, nostalgia, ansiedad, gloria, satisfacción, incertidumbre" no es en absoluto privativo de la poesía. Cualquiera que lea a Philip Roth, Banville, Vila-Matas, Muñoz Molina, Michon, y tantos otros, encontrárá, y a veces con estupenda literatura, algunos de estos sentimientos y emociones. La poesía no es una esencia, y no expresa mejor la famosa "condición humana" (¿cuál es?) que la novela o la filosofía. Creo que nos expresamos en todo eso, y también en la tecnología y la política. ¿Cómo podría ser que sólo los poetas no estuvieran anestesiados y sí todo el mundo restante? ¿De dónde se deduce esto? Las emociones y los sentimientos, más o menos elaborados, pertenecen a la humanidad, no a un género literario. O eso espero.

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