En relación a la decisión ¿Tener hijos biológicos? esta es una opinión de M. Mercè Conangla

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Esta es la opinión del experto

La autora opina que "muchas personas no se plantean, inicialmente, por qué quieren "tener" un hijo. La ignorancia de que un hijo no es una posesión -algo más que "se tiene"- es la causa de que tampoco se reflexione demasiado sobre los valores y el tipo de educación que se le va a dar".

M. Mercè Conangle, en su libro titulado "Ámame para que me pueda ir", escrito conjuntamente con Jaume Soler, señala que a veces los motivos para ser padres son poco generosos y están muy mal planteados. Según los por qué habría diferentes tipos de hijos esperados "como medio para":

  • Hijo-cola de pegar: Cuando la pareja no va bien piensan que un hijo puede ser la solución a la falta de amor o de ilusión y que éste será el punto de unión de ambos.
  • Hijo-tapón: Se tienen para cubrir vacíos en la propia vida. Una vida llena de agujeros que no se sabe cómo llenar. Entonces se ve al hijo como forma de evitar enfrentarse con el "sin-sentido".
  • Hijo-posesión: El hijo como un bien más. Algo para exhibir con orgullo pra compensar nuestras carencias o nuestra superficialidad. Fromm nos habla de la posesividad maligna que consiste en exhibir a los hijos ante los demás como si fuesen pequeños payasos. Los adultos pueden comportarse de forma humillante para los niños, perjudicar la confianza en sí mismos y disminuir su dignidad y su libertad.
  • Hijo-tren: El tren que se escapa. Nos hacemos mayores y pensamos que "toca tener un hijo", que es lo que se espera de nosotros. 
  • Hijo-cuidador futuro: Una especie de seguro para que, de mayores, alguien nos cuide o ampare.
  • Hijo-inmortalidad: Para que algo quede de nosotros, para preservar nuestro patrimonio genético, para no morir del todo.

Lo peor de todo es que, una vez "tenidos", los hijos puedan ser vividos como una molestia, como algo ajeno que ha venido a complicar nuestra existencia individual o de pareja que antes era más fluida o cómoda. Los adultos inmaduros y egoístas pueden sentir que su pareja ya no les dedica tanto tiempo y ver a los hijos como competidores en la lucha por el tiempo, dedicación, atención, interés y amor del otro.

 Conangla acaba este apartado afirmando: "Tener hijos puede, en muchos casos, ser un acto de pura inconsciencia y egoísmo" 

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