La convivencia nos hace conocer a las personas de modo inequívoco. En la intimidad de una casa, nos manifestamos como somos, casi sin querer. De modo que pueden surgir comentarios entre las personas; algunos más gratos que otros. Incluso suelen surgir críticas fuertes. Los demás nos hacen de "espejo", y nosotros a ellos. La duda es si aceptar estos comentarios con ánimo de mejorar en lo posible, o evitarlos porque en el fondo no les vemos un valor.
Dar y recibir comentarios personales sobre el propio modo de ser en la convivencia, puede ser un importante medio para crecer humanamente. Pero se requeriría un modo de hacerlos que no molesten o sean hirientes. En todo caso la duda es si aceptar o no esos comentarios, por parte de aquéllos con quienes convivimos. Las personas más cercanas, y por ello las que más inciden en nuestra vida cotidiana.