
A pesar de los avances médicos, aún no se ha encontrado una solución o cura definitiva para el cáncer y sigue siendo una causa de muerte importante en el mundo. Cuando alguien se plantea ser solidario, puede contemplar la posibilidad de colaborar económicamente con la investigación contra el cáncer.
El cáncer es una de las enfermedades más prevalentes a nivel mundial, siendo una de las principales causas de muertes en muchos países de Iberoamérica.
Los grandes avances alcanzados en la comprensión y manejo del cáncer han permitido lograr una disminución en las tasas de mortalidad y que los casos tengan una supervivencia superior a los cinco años. Sin embargo, se ha de seguir progresando en la prevención y curación de todas las formas de cáncer. Para ello, algunas personas expertas están de acuerdo en que la investigación respecto de la enfermedad resulta fundamental.
Por otra parte, existen importantes diferencias sociales y geográficas en aspectos como la incidencia, mortalidad, procedimientos y asistencia oncológica, lo que requiere también estrategias gubernamentales respecto de cómo se distribuyen los recursos para afrontar esta enfermedad. Tener estrategias contra este flagelo podría disminuir la incidencia y mortalidad por cáncer -potenciando la prevención y el diagnóstico precoz- y mejorar la atención a las personas enfermas oncológicas. En ese sentido, algunos expertos consideran que es importante potenciar una estructura estable de investigación en red; creación y consolidación de grupos de investigación en al menos todos los hospitales que ofrezcan atención integral al cáncer. Así, la investigación pareciera ser la única vía a largo plazo para afrontar esta enfermedad o para mejorar la vida de las personas afectadas. Sin embargo, existen voces disonantes respecto de si la investigación del cáncer es necesaria y si no es mejor, buscar y promocionar la prevención de la enfermedad.
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Ante los escasos recursos en salud disponibles en algunos países, se prioriza la asistencia directa de las personas afectadas, por la detección precoz de esta enfermedad o por los cuidados paliativos de la enfermedad, relegando a un segundo nivel la posibilidad de investigación. La emergencia de los casos, generaría que los recursos se dirigieran específicamente a aspectos de tratamiento y curación, más que a la investigación. Por otra parte, en algunos estados de países en vías de desarrollo, incluso no se dispone de recursos suficientes como para poder atender a toda la población diagnosticada, lo que también hace que se priorice cubrir estos aspectos. De esta manera, dar dinero a la investigación, por otra parte, no es considerado prioritario, ante la necesidad directa que muchas personas con cáncer tienen para afrontar la enfermedad.
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Si no se da dinero a la investigación, puede demorarse en el tiempo el descubrimiento de una cura definitiva, o bien curas temporales, de diversos tipos de cáncer. También esto puede generar que se considere la enfermedad en términos de corto plazo, sin pensar la enfermedad como un problema de salud a largo plazo que afectará a más cantidad de población. Si se da dinero a la investigación, es posible enfrentar el problema a largo plazo y con una mirada más global de la enfermedad.
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Analizar qué fuentes de financiación posee actualmente la investigación contra el cáncer y valorar si la aportación que se pretende dar puede contribuir a este ámbito de la lucha contra el cáncer. Reflexionar sobre los objetivos posibles de la acción solidaria: beneficiar a personas concretas; ayudar a la detección precoz; buscar una solución para la enfermedad y finalmente valorar la visión de médicos y expertos sobre la investigación sobre el cáncer.