En relación a la decisión ¿Dar dinero a la investigación contra el cáncer? esta es una opinión de Fernando Callejón

No

• Fernando Callejón
• Médico y psicoanalista

Esta es la opinión del experto

El autor de “La lupa de la Nueva Medicina”, destaca como ejemplo el mercado del tratamiento del cáncer mueve en Estados Unidos (solo en medicamentos) una cifra cercana a los 200 mil millones de dólares anuales, con un incremento del 10% anual en forma sostenida. Asimismo, señala que durante décadas las agencias de noticias y los medios de comunicación han venido dirigiendo la opinión pública en temas como el tratamiento y la investigación del cáncer, poniendo a estos temas como el centro del combate contra la enfermedad.
 
De esta manera, otras formas de pensar y teorizar la enfermedad y enfrentarla, han sido relegadas o incluso, según señala, perseguidas. El autor recuerda voces disonantes respecto del foco de atención en que se centra la lucha contra el cáncer.
 
Una de ellas, señala, fue el Dr. Linus Pauling, ganador dos veces del premio Nobel quien dijo “todos debemos saber que la llamada guerra contra el cáncer es un gran fraude”. También destaca que el Dr. Alan Lewin, de la Facultad de Medicina de la Universidad de California afirmó “La quimioterapia no elimina el cáncer”, mientras el Dr. John Cairns de la Escuela de Salud Pública de Harvard señalaría que “sólo el 3% de los pacientes tratados con quimioterapia son curados....no se puede curar el cáncer con radioterapia porque las dosis de radio necesarias para destruir a todas las células del cáncer son las mismas que destruirían todas las células del paciente”. Finalmente también retoma las palabras del Dr Hardin Jones, Profesor de Física Médica en la Universidad de California, quien analizó 25 años de estadísticas y llegó a la conclusión de “que los pacientes tratados con métodos de -reconocida eficacia- no viven más que aquellos que no reciben estos tratamientos”.
 
Por tanto, el autor destaca que los esfuerzos no deben estar puestos en la destrucción de la enfermedad, sino más en cómo recuperarse de esta enfermedad. A su juicio “antes que nada, se debe crear una conciencia colectiva que deje de buscar la respuesta en la destrucción de la enfermedad y empiece a buscarla en la recuperación de la salud. Lo primero que pierde un enfermo es su autoridad. Pasa a ser un objeto en manos de sujetos que supuestamente saben”, señala. Plantea que parte de la curación pasa también por resignificar a las personas emocionalmente y mejorar las relaciones sociales que sostenemos.
 
“Hemos creado una medicina bélica y hasta los libros que abordan la enfermedad desde el punto de vista psicológico no dejan de utilizar el esquema de batallas autoinmunes, de invasión de gérmenes y de defensa ante el enemigo. Ni que hablar de las células asesinas. Pareciera que la vida misma es una gran guerra, semejantes a las de los piqueteros de mi país que establecen luchas entre pobres. La concepción médica de la enfermedad es la de luchar hasta vencer o morir. No se piensa en el mundo como un paraíso sino como un infierno. Un lugar poblado de microbios agazapados dispuestos a destruirnos. De cánceres que habitan en todo lo que ingerimos. De grupos de poder que actúan en las sombras y que dominan el mundo. La vida se ha convertido en una despareja lucha por sobrevivir y nosotros lo hemos aceptado. Creemos en esta concepción y estamos dispuestos a ser buenos soldados. La enfermedad es una prueba de ello. Caemos en la batalla”, destaca el autor.
 
Pero además agrega “que los microbios son acompañantes naturales de nuestra vida para ayudarnos a crecer (¿acaso alguien olvida que después de una eruptiva uno crecía?). Que el cáncer es un programa biológico (¡pero no el único!) manejado por un grupo de genes egoístas que buscan su supervivencia a cualquier costo y que no es una prueba de excelencia sino de dificultad en el crecimiento de la conciencia”.