Pese a los niveles de desarrollo a nivel mundial, existen muchas personas en situación extrema de pobreza en diversos países. Ante esta situación, muchas personas actúan cubriendo las necesidades básicas requeridas. Sin embargo, puede no resultar conveniente para combatir la pobreza efectivamente.
Día a día, en muchos países del mundo podemos visualizar a personas que no tienen techo ni tampoco logran cubrir sus necesidades básicas de alimentación, abrigo y salud. Ante esta situación, muchos ciudadanos desarrollan una actitud de solidaridad atendiendo con dinero o con especies estos problemas.
Algunas personas incluso han organizado entidades de asistencia directa o eventos de apoyo para ir en ayuda de estos sectores sociales más desfavorecidos. Sin embargo, existen visiones críticas respecto de estas medidas de asistencia directa. Algunos expertos destacan que para rescatar a alguien de está en situación de "vivir en la calle", se requiere, primero, que la persona tenga el deseo efectivo de cambiar y modificar su situación. Otros expertos critican aquellos programas que sólo buscan resolver el problema de la indigencia en la sociedad brindando una asistencia básica (alimentación, ropa y aseo), sin ir más allá, auxiliando en la reinserción laboral, por ejemplo, o atacando las causas sociales que llevan a la permanencia de estas desigualdades sociales en una comunidad. No obstante, otros especialistas destacan que ante la urgencia de las necesidades de las personas, requiere trabajarse en diversos sentidos: tanto en la sensibilización de la comunidad frente a esta problemática de desigualdad, en la reinserción sociolaboral de estas personas, en la crítica a las condiciones sociales que terminan generando estos bolsones de pobreza, pero también, dando asistencia directa a estas personas para luego trabajar otros aspectos como la empleabilidad y la mejora de sus oportunidades.
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Considerar que este tipo de ayuda no acaba con el problema central de desigualdad y de pobreza. Por otro lado, pensar que estas medidas sólo contribuyen a palear temporalmente la situación extrema en que viven estas personas. No tener experiencias positivas respecto de la mendicidad en la calle.
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El hecho de no ayudar a alguien en la calle puede contribuir a cierta indolencia social respecto de las desigualdades sociales que son evidentes día a día. No ayudar puede promover un desamparo de estos sectores sociales y una cierta indiferencia de parte de la sociedad. Contribuir con estas acciones puede generar un acostumbramiento de ciertos sectores a la mendicidad. Por otro lado, puede que no se ataque las raíces de la desigualdad que lleva a que este tipo de personas acaben en la calle.
Carmen Allendes 