Las desigualdades sociales actuales requieren de la contribución de los países más desarrollados para poder equilibrar esta situación, según algunos especialistas. Sin embargo, este esfuerzo puede ser hecho no sólo por los Estados sino también por la ciudadanía en general.
La cooperación internacional generalmente se entiende como aquellas contribuciones económicas que envían los Estados para contribuir a la lucha contra las desigualdades sociales y la pobreza de países en vías de desarrollo.
En este sentido, se plantea la vía de envío de dinero o apoyo a campañas económicas de apoyo a países en vías de desarrollo por parte de las personas en forma individual. Algunos expertos destacan que esta posibilidad es una forma adecuada para que las personas tomen conciencia respecto de las desigualdades sociales y hagan un esfuerzo personal para contribuir a combatirlas. Sin embargo, otros especialistas puntualizan que esta acción es mínima y que se requieren otros esfuerzos y acciones más de peso para poder cambiar realmente la situación de desigualdad en que viven muchos países actualmente. Otros expertos destacan que el envío de dinero no siempre genera cambios efectivos a las comunidades que se apoya ya que muchas veces la gestión y la intermediación de entidades no gubernamentales hace que los aportes económicos no terminen siendo directos a las personas afectadas. Por otro lado, también hay quien consideran que el envío de dinero a países en vías de desarrollo genera un bienestar personal a los donantes, que tienen la sensación de estar contribuyendo socialmente, aún cuando quizá esta aportación no sea tan efectiva como se piensa.
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La desconfianza de cómo se gestionará el dinero enviado puede ser un freno a la hora de decidirse a enviar dinero o a apoyar alguna campaña internacional. Por otro lado, el considerar que el envío de dinero no es una acción suficiente como para cambiar la situación de los países en vías de desarrollo puede inhibir la contribución económica.
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Si no se da dinero es posible que la responsabilidad de la cooperación internacional sólo quede en manos de los Estados y de las prioridades que establecen para estos envíos, excluyendo sectores y países que pueden requerir el aporte. Asimismo, si no se envía dinero puede efectivamente reducirse la presencia de proyectos sociales de entidades no gubernamentales en los países en vías de desarrollo, lo que puede redundar en una mayor exclusión social. Por otro lado, también el dar dinero puede no garantizar que éste sea utilizado efectivamente en acciones directas para las personas afectadas. Puede ser una válvula para la conciencia personal más que una ayuda efectiva a los países que lo requieren.