Los perjuicios que una familia, una etnia, un grupo social han vivido en el pasado, son a veces obstáculos para las relaciones pacíficas hoy. Por eso es conveniente plantearse cómo afrontar esas situaciones y preguntarse si es posible exigir actitudes de perdón que sanen heridas anteriores.
El perdón más genuino es el que nace voluntariamente del causante del daño o, si ya no existem de sus descendientes en su nombre. Pero, ¿vale ese perdón si se solicita por la exigencia de la víctima?
Opiniones argumentadas
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