Las capacidades más importantes y útiles de la vida adulta las hemos aprendido de niños. Frente a formas educativas que insisten en la memorización y la repetición de contenidos, hay modelos eduacativos que forman a los niños para desarrollar sus propios juicios y opiniones para que tengan una actitud crítica ante la vida. Lo que sucede es que para los adultos es más incómodo tener alumos con capacidad de preguntarse las cosas.
Está claro que la memoria es una parte importante de las capacidades para aprender. Pero un modelo educativo centrado en memorizar contenidos, y sólo en ello, ha probado ser menos eficaz que uno más activo y estimulante. La actitud crítica se cultiva desde la infancia, pero supone que los propios maestros y profesores sean personas con capacidad crítica.
Margarita Soberón Mainero 