Desde hace un par de generaciones se puso de moda dejar a los niños y niñas actuar sin correctivos ni frenos. El argumento es que podrían sentirse traumatizados por las negativas paternas a una determinada acción. Pero, si bien se supone que la formación les permitirá vivir en sociedad, cada vez más los educadores se han sentido cohibidos para poner límites.
Hoy surge la conciencia de que la educación consiste también en hacerles saber que no son ellos los árbitros de su propia conducta, y que la satisfacción de sus necesidades y deseos tiene al menos los límites de la libertad de los otros.
En el proceso educativo de la familia, los padres enseñan a los hijos e hijas lo que está bien y lo que está mal, lo que es correcto y las actitudes y comportamientos que no son adecuados. Poner límites es establecer los criterios de lo que se puede tolerar o no.
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Poner límites a los comportamientos de los niños y niñas supone, a veces, decir no, y ello exige tener claro los planteamientos educativos.
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El estableciento de límites forma parte del proceso educativo para el desarrolo de la conducta de nuestos hijos y su crecimiento personal.
3 opiniones argumentadas
- Toni Rubio
- Educador Social y UCAE (familia profesional)
- Franc Tangerino
- Nada, no es importante. Soy Español
- Lluïsa Etxeberria Azkune
- Psicóloga. Psicoterapeuta