¿Permitir que mi hijo llegue a la hora que quiera cuando sale de noche?

¿Permitir que mi hijo llegue a la hora que quiera cuando sale de noche?

Cuando los adolescentes empiezan a salir de fiesta con sus amigos en muchas familias comienza un agotador tira y afloja entre padres e hijos sobre la hora en la que deben regresar a casa. Algunos padres optan por el autoritarismo y la imposición; otros, por el diálogo y la negociación. Las salidas nocturnas de los adolescentes son fuente de conflicto ya que muchos padres temen y sufren ante la posibilidad de que en las fiestas sus hijos entren en contacto con el alcohol, las drogas, el sexo, o bien, que sean víctimas de la delincuencia –en cualquiera de sus formas.

Para otros padres y madres el problema radica en asumir que sus hijos crecen y tienen ganas de explorar el mundo y en ocasiones, no soportan la idea de que se vayan independizando y prescindiendo de ellos cada vez más. Otra resistencia de los padres ante la cuestión de las horas de llegada es la típica alusión al pasado en frases del tipo “cuándo yo tenía tu edad, a las 11 de la noche tenía que estar metido en la cama”. El tiempo pasa y con él todo cambia: las familias, las ciudades, las relaciones, la economía, la seguridad, entre muchas otras cosas, con lo cual, no es extraño que también cambien las alternativas de ocio y la forma en que los jóvenes las utilizan.

Frenos habituales
Consecuencias importantes
Cómo llevarlo a cabo
  • La idea de que la cuestión de los horarios de llegada no es importante.
    La tendencia a repetir con nuestros hijos las normas con las que nos educaron nuestros padres.
    La resistencia a reconocer que nos hacemos mayores y que no entendemos cómo funcionan las cosas en la actualidad.

  • Una actitud permisiva con los hijos en los horarios puede ayudar a que se hagan más responsables de lo que hacen. También puede ser una muestra de confianza hacia los hijos.
    Si los hijos son inmaduros e irresponsables, la permisividad en los horarios podría suponer que se expongan a situaciones de riesgo innecesario.
    Marcar los horarios de llegada de los hijos es una manera de marcarles límites, de enseñarles que no todo es posible y que en la vida siempre hay normas y límites que respetar.
    Ser excesivamente restrictivo en los horarios puede generar en los adolescentes la sensación de desconfianza y de que se le controla sólo por fastidiarle.

  • Dialogar conjuntamente con los hijos sobre los pros y contras de llegar a una hora u otra cuando salen de fiesta.
    Explicar claramente a los adolescentes los motivos por los cuales se establece una hora de llegada y no otra.
    Preguntar a los hijos dónde estarán y qué harán y procurar que sean lugares en los que estarán seguros.

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