Ser voluntario es una decisión personal y libre, que puede estar supeditada o no, a la adscripción formal a una entidad. Lo importante de ser voluntario es generar acciones de solidaridad. Aún así hay quien se plantea si tiene o no ventajas pertenecer a una entidad y cuáles son las más fiables.
Si bien la decisión de hacer un voluntariado es personal y libre, algunas personas expertas recomiendan realizar un voluntariado formal, puesto que las entidades tienen más experiencia, conocen las necesidades que se deben cubrir, tienen redes de contacto con otras organizaciones, y muchas veces cuentan con financiación para generar mejores proyectos
El voluntariado se podrá ejercer a través de entidades (voluntariado formal), o bien, realizarlo a modo personal (voluntariado informal); siendo lo más importante que se realice un trabajo desinteresado, que tenga un fin positivo y que responda a una necesidad real, es decir, un trabajo solidario. Otros expertos destacan que las entidades no consideran suficientemente a las personas voluntarias y sólo se les dirige a las tareas de menor importancia dentro de las entidades sociales. Independientemente de la decisión de adscribirnos o no a una entidad para realizar un voluntariado, lo importante es elegir la opción que más potencie la acción solidaria.
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Algunas personas prefieren realizar un voluntario de forma personal para tener mayor libertad en el abordaje de las situaciones que desean apoyar. Pueden considerar que al pertenecer a una entidad, deberán asumir ciertas ideologías que no se relacionan con sus convicciones personales. Por otro lado, al trabajar voluntariamente en una entidad se puede terminar realizando labores que no se desean realizar, de acuerdo a las necesidades de estas organizaciones.
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Independiente de nuestra pertenencia o no a una entidad social, el voluntariado permite aportar las propias competencias, valores y creencias, a la sociedad. Trabajar por la mejora de situaciones que se consideran impropias, puede permitir influir en éstas, al mismo tiempo que dar un sentido a la vida personal.
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Se debe definir en qué área nos gustaría hacer nuestra aportación como voluntaria o voluntario. Identificar organizaciones que trabajen en nuestros temas de interés y evaluar si sus acciones se relacionan con nuestras motivaciones y tiempo libre. De no ser así, contactarnos con representantes del tejido social y ver cómo podemos colaborar en sus necesidades de forma personal.