Dice el refrán que "de tal palo tal astilla", o sea que los hijos son iguales que los padres y heredan sus genes. De ser así, la inteligencia podría ser genética, y uno puede pensar que si se casa con alguien inteligente, los hijos lo serán también.
Pero surge la duda de si es siempre así, y en ese caso si podemos decidir nuestra pareja esperando que los hijos sean brillantes como el más inteligente de sus progenitores.
La complejidad de la genética no está al alcance de todos. Pero la mayoría piensa que las ventajas y desventajas de los padres, pasarán a los hijos. No está de más informarnos bien antes de tomar una decisión, como la selección de la persona para casarnos, que acarrea innumerables consecuencias.
2 opiniones argumentadas
- Enrique Baca Baldomero
- Catedrático de Psiquiatría
- Jorge Ubeda
- Doctor en Filosofía