Aunque la mayoría de empresas tienen como objetivo obtener beneficios, cada vez más son las empresas que se cuestionan la posibilidad de destinar parte de sus beneficios a causas sociales. Para ello crean diferentes programas y proyectos.
Como parte de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), muchas empresas están desarrollando acciones directas o dedicando parte de sus ingresos a diversas causas sociales, tanto nacionales como internacionales.
Para algunas empresas esto supone un beneficio a largo plazo porque redunda en un buen posicionamiento social de la marca de su entidad. No obstante, algunos expertos destacan que puede darse un cierto aprovechamiento mediático de parte de algunas corporaciones que sólo intentan realizar un marketing más ampliado, utilizando diversas problemáticas sociales.
Por otro lado, ante la falta de recursos públicos y la reducción de la cooperación internacional, muchas entidades no gubernamentales (ONG) también comienzan a golpear las puertas del empresariado, llamando la atención frente algunas problemáticas, e intentando promover acuerdos de colaboración y de apoyo directo para algunas causas sociales. Algunos expertos consideran que es una buena solución ante la falta de recursos para la intervención social; mientras que otros consideran que este tipo de alianzas entre el Tercer Sector y el empresariado puede ser desvantajoso e incluso "perverso" a largo plazo ya que las intervenciones sociales podrían quedar supeditadas a los baremos requeridos por los agentes financiadores y los intereses particulares de estas compañías.
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Desconocer de qué manera una empresa puede ser un aporte a nivel social, o de qué manera vincularse con el Tercer Sector para poder contribuir directamente. También puede ser un freno el hecho de considerar que no es parte de la misión de la empresa asumir este tipo de acciones que competen a la administración y a otros sectores sociales.
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El hecho de que el empresariado no se implique en estas causas, puede alejarlo de la realidad social donde está insertado su negocio. Asimismo, puede verse desfavorecido un negocio ante el hecho de no considerar como parte de su marketing aspectos más sociales que sí son desarrollados posiblemente por empresas competidoras. Que las entidades sociales, ante la crisis de financiamiento de actividades sociales, vean mermados sus esfuerzos por atender necesidades sociales locales e internacionales.