Puede afirmarse que el mundo filosófico de Emil Cioran (1911-1995) fue un intento desesperado de vivir en un mundo que ya había perdido definitivamente el juicio. Las meditaciones del rumano sobre el tiempo, la historia y la utopía dejan el poso nostálgico de alguien que anhela una ‘vida fuerte’ y no puede tenerla. Cuando Cioran se aproxima más al nihilismo, es cuando más nos invita a agarrarnos con las uñas a cada instante.
Este antiprofeta del siglo XX –centrado en la degeneración de la cultura Occidental- puede que sea un mal compañero en momentos de crisis.
Emil Cioran adoptó a los 36 años el francés como lengua de adopción y escribió Breviario de Podredumbre. Los títulos de sus obras (En las cimas de la desesperación…) ponen sobre la mesa su enorme pesimismo, que no estaba exento de una inteligencia excepcional y un sutil sentido del humor.