En relación a la decisión ¿Rechazar rasgos de mi identidad sin renunciar a ella? esta es una opinión de Alain Touraine

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Esta es la opinión del experto

Touraine considera que para reformular la democracia hay que lograr que los individuos sean menos consumidores y reencuentren una identidad que les recupere como sujetos. La identidad es hoy más cultural y menos social o política.

En una sociedad que tiende a organizarse a partir del consumo, la personalidad no posee principio de integración, cada vez el individuo se ve más privado de espacio y de tiempo. Se habla pues de la “muerte del ego”, de la crisis que atraviesa la formación de una identidad personal. La sociedad de masas amenaza al sujeto: el individuo huye de cualquier referencia a sí mismo.
 
Touraine considera que el individuo se encuentra tan amenazado hoy en día por la sociedad de consumo como lo estaba antes por la sumisión a la ley de Dios. El sujeto sólo se forma mediante el rechazo, a un mismo tiempo, de la instrumentalidad y de la identidad. La “comunidad ideal de comunicación” se daría en el momento en el que el sujeto consiga liberarse de la fuerza de los mercados y del cerramiento de las comunidades. De este modo se produciría un proceso de “subjetivación”, esto es, de un intento por parte del individuo de resistirse a su propio desgarramiento y a su pérdida de identidad. Es una imagen débil del individuo que se opone a la anterior, que veía al ser humano capaz de opciones racionales, libres y como miembro de una colectividad, que se preocupaba del bien común y de los valores sobre los que descansa la comunidad.
 
Esta situación la ha cambiado la globalización económica, aislando a los individuos, mezclando culturas diferentes y dando una cada vez mayor importancia a las relaciones de poder y de dependencia. Se establece la necesidad de vivir una vida individual, a ser diferente a los demás y, sobre todo, a ser una unidad real. El sujeto es voluntad, resistencia y lucha y no hay movimiento social posible al margen de la voluntad de liberación del sujeto. El sujeto únicamente es la resistencia, la voluntad y la felicidad del individuo que defiende su individualidad frente a las leyes del mercado y de la comunidad. En este apartado se produce una contradicción, porque resulta imposible apelar a la libertad del individuo con respecto al sistema sin combinarla con una moral del deber de la sociedad, esto es, sin conjugar el comportamiento del sujeto con el comportamiento del “Otro”. La relación entre sujetos no se basa, para Touraine, en la pertenencia a una misma cultura o a una misma sociedad, sino en el común esfuerzo para asociar su participación en el mundo con su experiencia personal y colectiva, esto es, en el común esfuerzo en convertirse en sujetos. En resumen, la identidad del sujeto sólo puede construirse mediante tres fuerzas:
1.- El deseo personal de conservar la unidad de la personalidad, desgarrada entre el mundo instrumental y el mundo comunitario.
2.- La lucha colectiva e individual contra los poderes que transforman la cutura en comunidad y el trabajo en mercancía.
3.- El reconocimiento interpersonal del “Otro” como sujeto.
De esta manera, Touraine concibe al Sujeto como único defensor, en primer lugar, evitando su propia degradación y en segundo lugar, como único defensor de un universo en plena descomposición y en regresión acelerada

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