En relación a la decisión ¿Leer 'El Instinto del Lenguaje', de Steven Pinker? esta es una opinión de Jorge Soberón

Imagen de Jorge Soberón

Esta es mi opinión de experto

Este libro representa una posición extrema ante el fenómeno del lenguaje, y por lo tanto de interés comparativo.

Pinker presenta una tesis biologicista e instintivista: el lenguaje como fenómeno biológico, de cara a lo que sería lo contrario, el lenguaje como fenómeno cultural. Algunas citas del libro ilustran lo que digo: "Language is not a cultural artifact that we learn the way we learn to tell time..."; "Languaje [...] develops in the child spontaneously, without conscious effort or formal instruction..."; "Language is no more a cultural invention than is an upright position."
Independientemente de que hay que leer el libro para entender las sutilezas, la terminología tecnica etc. etc., Pinker representa un extremo al que hay que oponer, tal vez, otros, como por ejemplo los trabajos de D. Everett, que presenta la versión opuesta, la lengua como construcción cultural, usando el ejemplo de los Pirahas, indígenas amazónicos.
Probablemente exista una especie de justo medio. Personalmente me da miedo el biologicismo de Pinker, que llevado al extremo sugiere lo que vemos todo el tiempo: niños abandonados por maestros y padres y que con dificultad pueden expresar una idea medianamente complicada, ya que carecen de vocabulario y elementos sintácticos. Pareciera que una cierta dosis cultural hace falta.
 

Comentarios
Imagen de Juan Malpartida
Miércoles, 25 de Septiembre de 2013 a las 12:02

Precisamente las sutilezas en la obra de Pinker son determinantes. Creo que no hay que sacar conclusione "extremas", que en realidad serían "perversiones" de las ideas de Pinker, y que él no aprobaría, como la de "niños abandonados por maestros y padres", como afirma Soberón). Pinker piensa, siguiendo en alguna medida a Chomsky, que la estructura profunda de la lengua es instintiva, pero no la complejidad del significado. De hecho, cree en la necesidad de construir socialmente el lenguaje verbal, y dotarlo de contenidos y formas, pero eso no significa que desde un punto de vista neurocognitivo se pueda encontrar en la genética y la lingüística (son las dos disciplinas que más usa Pinker en el libro citado) una explicación plausible a la universalidad de la racionalidad de las lenguas. Creo que la obra de Pinker, y la de muchos otros en realidad, nos hace ver que la lengua (como posibilidad de, no como hecho) no puede ser sólo una construcción cultural. La frase de Jorge Soberon de que "pareciera que una cierta dosis cultural hace falta" no puede estar dirigida como reproche a la obra de Pinker, quien sería el primero en darle la razón.

Imagen de Jorge Soberón
Jueves, 26 de Septiembre de 2013 a las 1:32

No puedo estar mas de acuerdo con Juan, hay que leer el libro, ya que es un libro importante e interesante, y porque es imposible apreciar justamente un libro a partir de un par de parrafos de opiniones. Tambien acepto que la adquisicion de la lengua tiene un claro componente institivo y biologico. Pero tambien hay una parte cultural, y yo solamente sugeriria que tambien se lea algun otro libro que aporte un punto de vista contrastante.

Porque Pinker si dice, especificamente, que los niños no necesitan educacion en su propio lenguaje: "The complexity of language [...] is not something that parents teach their children, or something that must be elaborated in school." Lo dice textual, y uno se pregunta si el jamas habra corregido los errores de sus hijos, o si no les habra regalado libros para ampliar su vocabulario.

Y me disculpo por la falta de acentos. Si estoy al tanto de que no aparecen, lo cual gramaticalmente es erroneo, pero mi ordenador esta configurado en Ingles.

Imagen de Juan Malpartida
Jueves, 26 de Septiembre de 2013 a las 9:10

Insito, Jorge, en que lo que afirma Pinker, y tú citas, tiene un significado distinto en la obra recomendada y en el conjuinto de los estudios de Pinker: La adquisición de lenguaje necesita de la socialización, pero los niños desarrollan la estructura gramatical de la lengua, aquello que las hace actuar con lógica sin necesidad de aprender gramática, sin que los padres enseñen a los hijos, ciertamente. Lo cual no impide (todo lo contrario, y Pinker es investigador y profesor, alguien que se dedica a enseñar, incluso en relación a los significados y los significantes), que nos esforcemos en potenciar y refinar el aprendizaje de la lengua. Pinker muestra en la obra recomendada, que no se ha descubierto ninguna lengua en estado primitivo: todas son complejas, incluso las hablada por tribus sin escritura, y sin embargo, la han transmitido sin especial atención a la eseñanza. Tenemos una capacidad enorme para aprender una lengua, la de nuestro entorno primero, por la mera socialización. Insito, Jorge, en que vocabulario y exactitud en el empleo de esta o aquella palabra carece de relación con el hecho defendido por Pinker (y Chomsky de manera parecida pero no igual): que la estructura profunda de las lenguas "se apoya" en una información instintiva. Pero nadie podría hablar ninguna de no oírla... Ahí está la paradoja.

Imagen de José Lázaro
Jueves, 26 de Septiembre de 2013 a las 12:18

Importantísimo tema el que plantean Jorge Soberón y Juan Malpartida, pues la dificultad para pensar desde una perspectiva interdisciplinar (y la correlativa tentación del reduccionismo) nos asaltan todos los días por múltiples frentes.
Ya en "La tabla rasa" empleaba Pinker conocimientos filosóficos, biológicos, sociológicos y psicológicos. A lo largo de toda su trayectoria se ha apoyado en su perspectiva de psicólogo experimental para indagar en la lingüística, en la biología evolucionista y en la psicología social, pero sin desdeñar otras disciplinas, como las neurociencias, la historia y la filosofía: es curioso que sus críticos suelan tacharlo de reduccionista, cuando lo lógico (en mi opinión) sería que le acusasen de diletante. Yo no lo considero una cosa ni otra, sino un excelente ejemplo de pensador capaz de mantener un buen equilibrio multidisciplinar.
(Imposible plantear siquiera este tema en los 1500 caracteres que autorizan estos cuadritos. Habrá que trocearlo en varios).

Imagen de José Lázaro
Jueves, 26 de Septiembre de 2013 a las 12:20

En el espléndido libro que publicó Pinker en 2011 y se ha traducido ya al español ("Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones") recurre también a múltiples disciplinas a la hora de analizar la violencia. Destaca entre ellas la estadística histórica, de la que toma una gran cantidad de datos. Con esos datos trata de apoyar la tesis de que la violencia ha ido decreciendo a lo largo de la historia y hoy vivimos en la era más pacífica que ha conocido la especie humana.
(Continuará)

Imagen de José Lázaro
Jueves, 26 de Septiembre de 2013 a las 12:21

(Continúa)
Esta idea de que la violencia ha ido disminuyendo con la historia no resulta contradictoria con la aceptación de profundas raíces biológicas en ella, que es uno de los caballos de batalla de Pinker, el que más ataques le ha deparado.
Comenta con ironía que hoy nadie tiene problemas por decir que la violencia es una conducta culturalmente aprendida, pero el que relaciona las palabras violencia y biología inmediatamente es acusado de racista y de fascista. Sin embargo, los cientos de páginas que dedica a documentar la progresiva disminución de la violencia humana desde el paleolítico intentan demostrar que el desarrollo cultural ejerce una influencia benéfica sobre nuestra naturaleza biológica original. Los hechos documentados muestran tendencias estadísticas de conductas sociales que varían con los siglos.
Por tanto, Pinker no niega el papel básico de la cultura para modificar la conducta humana, sino que analiza la gran capacidad que tiene la cultura precisamente para modificar la naturaleza biológica básica del ser humano.
Es un problema habitual: cuando alguien reconoce a la vez la parte de razón que tienen los partidarios de dos teorías enfrentadas (como las que oponen radicalmente naturaleza y cultura) es acusado por ambos bandos de estar de parte del otro.

Imagen de Juan Malpartida
Viernes, 27 de Septiembre de 2013 a las 10:36

Creo que Lázaro contesta al tema (lengua/instinto/cultura) en el penúltimo párrafo de la tercera aportación: el resto tiene que ver con otro debate de Dontknow, el de la violencia. De cualquier forma, la cuestión que preocupa en este apartado es la estrutura básica de las lenguas y el hecho de que nacemos con la capacidad de aprenderlas a una velocidad y con una eficacia constructiva (con dos, tres años) que es ajena o muy lejana a la capacidad intelectual y resolutiva de un niño de esa edad. De ahí (leyendo las ochocientas páginas de Pinker, quiero decir) la "disponibilidad" genética que permite que cualquier niño, sin ir al colegio, por el sólo hecho (que es mucho) de estar socializado en alguna medida, aprenda a hablar, es decir: a participar de manera lógica y compleja, aunque sin saberlo ni pretenderlo en principio, en el centro de lo que define al ser humano: la interacción linguística (siempre social).

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