En relación a la decisión ¿Ver videos pornográficos gratuitos online? esta es una opinión de José Lázaro

Sí

• José Lázaro
• Profesor de Humanidades Médicas, UAM. Escritor.

Esta es mi opinión de experto

La pregunta contiene una cuestión muy importante y dos irrelevantes (en mi opinión). La primera es la referente a la función de la pornografía. Las otras dos son su carácter gratuito y el hecho de que se acceda a ella on line, en un quiosco o en un sex-shop. 
 
Si yo afirmo que me gusta mucho el cine de Buñuel abro un tema de discusión interesante (al menos para mí); pero, en cambio, me interesa muy poco la diferencia entre ver Viridiana de forma gratuita en la televisión, pagando la entrada en un cine o comprando un dvd en El Corte Inglés.
 
Para entender el papel que cumple la pornografía (y las razones de su éxito masivo) es muy útil comprarla con otro género narrativo con el que tiene muchas cosas en común (además del éxito): el folletín sentimental, las novelas rosa a lo Corín Tellado. Ambos géneros se limitan a plasmar (de forma estéticamente burda e intelectualmente pedestre) fantasías elementales del ser humano. El folletín sentimental repite (con pequeña variantes) el mito de la joven y discreta Cenicienta-Bella-Durmiente que es descubierta por un Príncipe Azul inmensamente perfecto, el cual se enamora de inmediato y por completo de ella, vence todos los obstáculos que la maldad y la envidia colocan entre ambos y acaba entregado en cuerpo y alma a cuidar y adorar a la joven amada. Y fueron felices y comieron perdices. La más básica de las más tópicas fantasías femeninas.
 
La pornografía habitual repite (con pequeñas variantes) el mito (que muchas veces no llega ni a relato, pues se queda en pura escena sin estructura narrativa) de la joven hermosa y sexualmente apetecible que se entrega de inmediato al primer macho que se cruza en su camino y se esfuerza en realizar todas sus fantasías sexuales sin perder ni un minuto en preguntarle su nombre y sin pedir a cambio absolutamente nada. La más burda de las básicas fantasías masculinas.
 
Quizá la novelucha que ha roto todo los records de venta en 2012 y 2013 ("Cincuenta sombras de Grey") deba su éxito espectacular a que ha logrado sintetizar ambas fantasías: es una novela rosa sazonada con grandes dosis de pornografía blanda, un folletín sentimental (de trama repetitiva, escritura vulgar y profundidad nula) adaptada a los gustos de las “liberadas” lectoras de "Cosmopolitan".
 
Si la función de la fantasía es dar satisfacción imaginaria a los deseos que han quedado insatisfechos en la frustrante realidad, resulta claro que la pornografía es una tosca prótesis para onanistas con falta de imaginación. Su eventual papel positivo aparece cuando la excitación y la “ilustración” sexual que proporciona a varones tímidos y poco informados les sirve de estímulo para lanzarse a relaciones sexuales reales. El riesgo que suele atribuírsele (que da una imagen del sexo despersonalizado y sin afectos) es poco relevante, pues ni las personas afectivas dejan de serlo por consumir pornografía ni las personas frías se transforman en cariñosas leyendo novelas rosas. Pero hay otro riesgo en la pornografía, sobre el que advertía Karl Kraus al escribir que el coito puede llegar a ser un triste sucedáneo del onanismo.
 
Quizá el auténtico peligro de la pornografía se encuentre en la apoteósica idealización que pinta de los juegos sexuales: totalmente accesibles, incesantemente duraderos, interminablemente variados… El peligro de las fantasías es que con su olvido disparatado de las limitaciones que impone la realidad pueden producir un hechizo embriagador en almas desprevenidas. Por eso las fantasías (espontáneas o comerciales) que a algunos les ayudan a dar el salto gozoso hacia la realidad, pueden convertirse para otros en la caverna definitiva cuyas sombras falsamente consoladoras les impidan alcanzar satisfacciones reales.