En relación a la decisión ¿Estudiar en una universidad a distancia? esta es una opinión de José Luis González Quirós

Imagen de José Luis González Quirós
0 votos

Esta es mi opinión de experto

Lo importante es tener la decisión de estudiar, sentir ganas de saber, porque difícilmente puede aprenderse lo que previamente no se desea conocer; todo lo demás es secundario y no sirve de nada si no existe ese designio previo. Con frecuencia se confunde el estudio con ir a clase, pero es un error.

Si partimos de que lo importante ante cualquier aprendizaje es la disposición a aprender, los medios son siempre secundarios. Solo quien confunda estudiar con asistir a clase tendrá prejuicios contra una universidad a distancia precisamente porque carece de clases presenciales. En realidad, la asistencia a clase es un mal substituto de lo único importante, la relación con el profesor, con alguien que nos ayude a responder preguntas y a formular preguntas más ambiciosas que nos permitan avanzar en el conocimiento de los problemas que nos interesan.
 
Esto último sí es insustituible, pero la clase presencial no es la única manera de conseguirlo, en realidad suele servir precisamente para lo contrario, para que tengamos la sensación de que el profesor ya nos ha dado todo lo que podría darnos. Por otra parte, con los medios tecnológicos actuales es perfectamente posible asistir a clases presenciales de manera diferida, de forma que, en el caso en que las clases resultasen esenciales, no habría problema alguno. Hemos dicho que lo esencial es querer saber, y ¿qué es lo que viene luego? Pues el esfuerzo en lograrlo que se ha de fundar precisamente en actividades estrictamente individuales, a saber, leer, estudiar, mirar, pensar, consultar, escribir, etc. precisamente como consecuencia de ese trabajo previo tiene sentido participar en reuniones, seminarios, debates etc. que de nada servirían si el alumno no se ha esforzado personalmente y en solitario por avanzar en el conocimiento. Tras esa primera fase hace falta el contraste con las opiniones y juicios ajenos, el debate, el contraste con otras perspectivas y formas de pensar. Nada de eso falta en una Universidad a distancia porque, una vez que el alumno haya puesto lo esencial, su deseo de saber y el esfuerzo en conseguirlo mediante la lectura y el estudio, toda universidad es capaz de proporcionar los medios necesarios para seguir avanzando. lo que no puede ser es el procedimiento contrario, esa caricatura del estudio que se practica, desgraciadamente, en tantas de nuestras universidades, y que consiste en reducir el estudio en asistir a clase, en aprenderse unas cuantas fórmulas, que normalmente se entienden mal y por eso no saben aplicarse en contextos distintos a los que se han aprendido de manera memorística, y en someterse a unas pruebas rutinarias en que se nos pregunta precisamente sobre esas fórmulas.
 
Así ocurre que se puede llegar a alcanzar un grado cualquiera sin saber nada realmente, y, en el fondo, sin saber ni leer ni escribir, dos condiciones realmente imprescindibles para alcanzar cualquier conocimiento de nivel universitario en cualquier especialidad. El vicio que hay detrás de errores tan comunes y graves es el vicio de la pasividad, el no comprender que saber es un verbo activo, que saber exige hacer algo, esto es, pensar, calibrar, ponderar, comparar versiones, y que eso no puede hacerse de otra manera que poniendo interés y esfuerzo personal. El mundo está lleno de bibliotecas, rebosa información por todas partes, y las tecnologías digitales nos han proporcionado una facilidad de acceso que antes era simplemente inimaginable, pero todo eso no sirve de nada si no se pone al servicio de personas con afán de saber, con capacidad para buscar, que se esfuercen en entender la enorme complejidad que hay detrás de la más simple de las preguntas. Quienes crean que eso puede suplirse asistiendo a clase están en un grave error, por mucho que sea cierto que una buena clase presencial de un buen maestro puede ser enormemente motivadora, pero solo puede ser eso y para eso vale, no para sustituir el esfuerzo personal y el estudio solitario, el enfrentamiento con los textos, los problemas y las cuestiones abiertas. Precisamente porque una clase puede ser motivadora pero nada más, es un error confundir el estudio con la asistencia a clase. Más motivador puede resultar la lectura de un libro, consultar un artículo o seguir un debate, y eso puede hacerse sin salir de casa.

×

Para poder participar debes ser usuario de Dontknow

Cargando...
×