En relación a la decisión ¿Exigir que mi país no comercie con países que no han ratificado el Protocolo de Kyoto? esta es una opinión de José Luis González Quirós

No

• José Luis González Quirós
• Filósofo y analista político

Esta es mi opinión de experto

Puede que el protocolo de Kyoto sea el bálsamo de Fierabras, aunque me inclino a creer que no es para tanto, pero aunque lo fuera, lo que más me preocupa de esta decisión es que, olvidándose de otras muchas consideraciones que se suelen esgrimir cuando con mentalidad progresista se habla de los castigos, se pretende establecer un castigo para aquellos países que no hagan las cosas que creemos que deban hacer, punto primero, y, en segundo pero no menor lugar, se pretende castigar al citado país prohibiendo el comercio, lo que me parece tan absurdo como castigarle prohibiéndole jugar al fútbol, sólo que mucho más grave. Lo que subyace detrás de esta mentalidad me parece que está afectado por un conglomerado de ideas que son, a la vez, poco sofisticadas, muy perezosas y altamente peligrosas para nuestro futuro.
 
La primera idea es que el comercio es, en el fondo, algo perverso, esa creencia de que en el paraíso no habrá ni dinero ni nada que sea tuyo pero no mío, y al revés. Cervantes la expresó con gran claridad en uno de esos discursos enloquecidos de Don Quijote: "Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario, para alcanzar su ordinario sustento, tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían".
 
El comercio es el primer motor de cualquier forma de vida civilizada y la actividad humana que más ha hecho por la paz y la prosperidad, la que más ha contribuido a erradicar la guerra como modo básico de relación entre sociedades y personas, la que ha establecido el mejor cauce de comunicación, comprensión y colaboración que se haya inventado. pretender que se prohíba el comercio, aunque se presente como privar a alguien de un beneficio, es una forma de privar a todos de un instrumento formidable de progreso y de civilización, y no debe aplicarse ni a los países "malos" ni a los que quieran comerciar con ellos.
 
Solamente en caso de guerra abierta, y por esas mismas razones, porque es una forma de hacer la guerra, se debe prohibir el comercio. me sorprende, la verdad, porque creía que la mayoría de los partidarios de Kyoto eran pacíficos pacifistas. La segunda idea equivocada, en mi modesta opinión, es que se puede obligar a los gobernantes a hacer lo que a nosotros se nos antoje, pero como sobre esto ya he escrito en algunos otros lugares de Dontknow, no me extenderé más en este punto.
 
Por último está la idea, mucho más peligrosa a mi modo de ver, de que podemos tomarnos la justicia por nuestra mano y que eso puede hacerse, además, en ausencia de leyes que precisen claramente lo que es lícito y lo que no lo es. De esta manera, la llamada legalidad internacional se ha convertido en una caricatura en la que, con enorme frecuencia, un conjunto de países bastante facinerosos y suficientemente hipócritas pretenden dictar normas que cumplan países bastante más respetuosos que ellos de las normas jurídicas básicas y de los derechos humanos.