En relación a la decisión ¿Experimentar con distintos modos de pensar para mejorar mi perspectiva? esta es una opinión de José Luis González Quirós

Imagen de José Luis González Quirós

Esta es mi opinión de experto

Hay dos formas de aprender, o directamente de la experiencia, o escuchando a otros, pero la segunda es más fuerte que la primera, porque todo lo que aprendemos directamente lo hacemos usando un lenguaje que hemos aprendido de otros, así que no hay progreso concebible en el conocimiento sin escuchar.

Es conveniente, por tanto, experimentar con modos de pensar distintos al mío para mejorar mi perspectiva, pero hay que partir de que aprender de otros lo hacemos siempre, queramos o no, de manera que lo importante es colocarse en una actitud abierta ante formas de pensar distintas a la nuestra, en el fondo, ante todo lo que oigamos o leamos, sin dejarse llevar por la cómoda creencia de que cuanto otros dicen, y es distinto a lo que creemos o pensamos, está basado en la ignorancia, el interés o la mala intención. Hay que ser muy tolerantes con las opiniones ajenas porque solo tomándolas en serio nos ayudará a aprender, a avanzar. Los diplomáticos suelen decir que para tratar de resolver un conflicto hay que tratar de meterse en el pijama del otro, y eso expresa una profunda verdad.
 
Cuando aprendemos una lengua, es lo que hacemos: coger las palabras de otro y hacerlas propias, aprender a pensar con ellas. No siempre tendremos que estar tan convencidos de las palabras de cualquiera como cuando aprendemos a hablar otra lengua, aunque nunca prescindamos del todo de la más propia, pero solo si hacemos el esfuerzo de tratar de entender lo que otros piensan podremos incrementar la solidez y la profundidad de nuestro saber, la acuidad de nuestras ideas y la flexibilidad y utilidad de nuestras creencias. La lógica puede darnos algunas lecciones prácticas, por ejemplo, enseñándonos a probar la verdad de una proposición partiendo de asumir su falsedad para llegar a una contradicción. A veces es el único sistema de probar algo, pero no estoy sugiriendo que solo se puedan usar ideas contrarias a las nuestras para llegar a contradecirlas o para cambiar las propias, porque muchas veces comprenderemos que detrás de diferencias aparentes hay más acuerdo del que parece, o que el punto de vista que teníamos por contrario es, al menos, tan interesante y capaz de iluminar como el que tenemos por nuestro.
 
Se trata, por tanto, de progresar de una manera dialogal o dialéctica, viendo los pros y los contras, sin cerrar todas las posibilidades de comprensión a cualquier perspectiva distinta o contraria a la nuestra. Lo menos que conseguiremos haciéndolo es conocer mejor a quienes piensan de manera distinta a la nuestra, pero con frecuencia obtendremos algo más, una perspectiva nueva de los problemas, una comprensión más amplia y desprejuiciada, etc. Muestra muy poca seguridad en sus convicciones y escaso aprecio por sus puntos de vista quien no esté dispuesto a someterlos a escrutinio y debate, sin temor a la posibilidad de que podamos cambiar de idea, porque si lo hacemos será porque hemos encontrado una explicación más profunda, completa y coherente de la que teníamos y sería absurdo negarse a cambiar para mejorar. Sin embargo, hay mucho miedo a estudiar de manera tolerante y suficiente los puntos de vista contrarios a los nuestros, pero eso es porque tendemos a confundir nuestras ideas y creencias con propiedades o, como decía Ramón y Cajal, a defenderlas como si fuésemos sus abogados in importar si nuestro cliente es decente y merece realmente que se le dé la razón.
 
No deberíamos comportarnos de ese modo, aunque los debates entre personas frecuentemente degeneran en una especie de pugna entre quienes aspiran a quedarse con un determinado bien, quitándoselo a otros. No hay que tener miedo, porque la verdad da para todo el mundo, no puede haber ningún temor a que escasee y nos quedemos sin ella. Hay también comodidad en la tendencia a descansar en un determinado modo de pensar y a caricaturizar las posiciones del que piensa de otro modo, pero eso es directamente un vicio intelectual que se ha de combatir si se quiere cultivar en serio nuestra inteligencia y pretendemos hacernos una idea cabal de la complejidad de los problemas con los que nos enfrentamos, con los misterios y paradojas de la vida. Del mismo modo que viajar nos ayuda a no ser catetos, leer, escuchar, participar en debates, nos ayuda a comprender mejor quiénes somos.

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