En relación a la decisión ¿Leer 'De cine. Aventuras y extravíos', de Eugenio Trías? esta es una opinión de José Luis González Quirós

Imagen de José Luis González Quirós
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Esta es mi opinión de experto

La obra póstuma de un gran filósofo español que, además de pensador profundo y creativo, ha sido un auténtico cinéfilo, y un crítico musical excelente. Cuando se unen esas tres raras capacidades se puede escribir un libro de tan grata lectura como éste.

El filósofo sabe ver por detrás de la trama diversa de las acciones que el cine nos muestra, pues el cine es, para empezar, movimiento, y Trías se arriesga a proponer una visión global de ocho grandes cineastas apartándose de las clasificaciones tradicionales, de género y época, y construyendo una visión personal de la obra de esos grandes creadores. Dice Trías al comienzo que todo libro debe ser la respuesta a una interrogación radical y creo que su obra responde a una pregunta básica, por qué y cómo nos gusta el cine a los que nos gusta. No se trata de un libro técnico ni de una historia sino de una explicación de lo que vemos y de las razones por las que al verlo nos conmueve.
 
Trías ve el cine desde su filosofía personal, pero no se crea que esto contamina al libro de pedantería o lo lastra con alguna dificultad, al contrario, le da una unidad de lectura que es estimulante y dota a obras de arte que a veces pueden ser vistas como mero entretenimiento, cosa que ,muy señaladamente, le pasó durante largo tiempo a la crítica, digamos, intelectual con Hitchcock, de una profundidad y un relieve que no siempre percibe el espectador menos reflexivo. Así cada cineasta de los que examina acaba siendo expuesto a la luz de una preocupación esencial, el mal, la relación de la belleza con lo siniestro, el amor y el sexo, el conflicto entre la cultura y la naturaleza o el conflicto entre los sueños, la realidad y la frustración de los deseos. Trías ha escogido a cineastas muy "europeos" (Lang, Hitchcock, Kubrick, Welles, Coppola, Tarkovsky y Bergman) y les ha añadido, tal vez cayendo en la cuenta de su exceso, a un genuino "americano", a David Lynch. No es esa la única línea roja que enhebra la selección de Trías: hay otra muy evidente, la tendencia a un cine muy psicoanalítico, por ejemplo, frente a un cine de que podríamos llamar épico o de acción, casi completamente ausente.
 
Puede pensarse que se trata de una elección muy lógica en un filósofo, y eso explicaría la ausencia de nombre indispensables para cualquier cinéfilo como Ford, Lean, Scorsese o Eastwood, pero los libros no pueden ser infinitos y el cine casi lo es, de manera que el lector de Trías tendrá que conformarse con la magnífica conversación, inacabable, que este libro, sensible y sabio sugiere y articula. Una delicia de lectura, y una perspectiva muy sugerente sobre lo que ha significado el cine en los últimos setenta años. Una prudencia elemental me dispensa de iniciar una discusión con muchas de las sugerentes afirmaciones de Trías, pero no me abstendré de una recomendación última, tal vez un poco presuntuosa: me tengo por cinéfilo competente y he visto casi todas las películas a las que Trías alude, algunas varias veces, pero me han entrado unas ganas irresistibles de volver a ver varias de ellas porque, a parte de aprender muchas cosas que no sabía, sospecho que me he perdido cosas que no me quiero perder.

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