En relación a la decisión ¿Pensar que detrás de todo movimiento nacionalista hay un proyecto político? esta es una opinión de José Luis González Quirós

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Esta es mi opinión de experto

No se puede ser nacionalista meramente de sí mismo, porque ser nacionalista es sentir y creer que se pertenece a un grupo humano que posee una determinada identidad, con caracteres inequívocos que lo singularizan, lo distinguen y lo contraponen a otros, y esa creencia es inequívocamente política.

Un nacionalismo no político es, en este sentido, una contradicción, por más que los nacionalistas pretendan habitualmente lo contrario, precisamente para ganar mayor fuerza, para presentar su propia opción política como una suerte de evidencia, como algo incontestable que convierte en traidor y enemigo a quien no piense y sienta como ellos. Precisamente por eso, el nacionalismo puede caracterizarse como la negación de la política, como una opción política que, al propugnar la unanimidad del grupo en la defensa de lo propio, trata de evitar, y frecuentemente evita, la discrepancia interna, la disensión social y, por ende, la política entendida como la gestión de los conflictos internos de una sociedad determinada.
 
El nacionalismo, al consagrar como factor definitorio de la identidad de cada cual la pertenencia a un grupo humano, crea las condiciones precisas para relativizar todo lo demás, y, en particular, para someter a la política ordinaria, esto es. lo que supone la gestión pacífica y ordenada de las opiniones, creencias e intereses diversos, a un cedazo particularmente exigente, a la fidelidad a los intereses del grupo como tal, un núcleo de intereses y opiniones que un determinado tipo de personas, que se llaman a sí mismas nacionalistas, pretenden representar en exclusiva de forma tal que quienes no formen parte del mismo y acepten sus jerarquías, ritos, opiniones y objetivos quedan por ello mismo autoexcluidos de la comunidad ideal. El mayor enemigo del nacionalismo político es la libertad política, la suposición de que, pese a que se compartan una serie de intereses, rasgos, y caracteres culturales que pueden ser considerados como nacionales eso no implica una identidad política diferenciada, que cabe ser nacional de un determinado país sin ser nacionalista de ese mismo lugar.
 
Distinguir entre los rasgos nacionales de una determinada sociedad y la política nacionalista no siempre es fácil porque a lo largo de la historia las naciones han adoptado formas de conducta política nacionalista hacia el exterior aunque consintiesen cierto grado de diversidad interna, de manera que para cualquier extranjero todo nacional de otro lugar puede ser visto como un nacionalista de ese preciso lugar, especialmente cuando exista un conflicto entre ambas naciones. Por el contrario, el nacionalismo, visto desde dentro de la nación que se supone defiende el nacionalista, es una política, y una política totalitaria, para cualquier nacional que no comparta los objetivos y las afirmaciones de los nacionalistas, de forma que la distinción entre nacionalismo y política es siempre algo complicada.
 
Veamos ejemplos de ambas perspectivas: para un norteamericano en 1943, en plena segunda guerra mundial en el Pacífico, los japoneses eran vistos como nacionalistas, y al revés, loa americanos lo eran para los japoneses; para un catalán de 2013 los nacionalistas catalanes pueden ser vistos como meros patriotas, si el catalán es nacionalista, o como un grupo político especialmente influyente, si el catalán no es partidario de las tesis secesionistas respecto a España de los nacionalistas catalanes, por muy catalanista desde el punto de vista cultural que pueda ser el catalán no nacionalista desde el punto de vista político. El nacionalismo es siempre, por tanto, un principio de exclusión, de enajenación, de enfrentamiento, no necesariamente violento, pero siempre enfrentamiento, y esa clase de principios es de naturaleza política, en un sentido fuerte del término, aunque quepa reservar el nombre de política para el ejercicio de las actividades que no implican una identidad meramente nacional sino, por ejemplo, ideológica, de clase, o estratégica, en cuyo caso, el nacionalismo sería distinguible de la política, una cultura común, como, por ejemplo, el patriotismo que comúnmente sienten y expresan los estadounidenses, tanto si son políticamente demócratas como republicanos. En este aspecto el nacionalismo se podría distinguir del patriotismo.

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