En relación a la decisión ¿Plantearme cuál es mi vocación profesional? esta es una opinión de José Luis González Quirós

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Imagen de José Luis González Quirós

Esta es mi opinión de experto

Bueno, en "vocación profesional" hay dos palabras que están excesivamente hinchadas, gozan de un prestigio inmerecido. Vocación, destino, son mitos que pretenden explicar algo misterioso, nuestra individualidad, nuestras decisiones. Y las profesiones clásicas, sencillamente están desapareciendo.

Sería absurdo negar que determinadas personas tienen desde muy pronto una determinada tendencia a ser de cierta forma, a ser artistas, futbolistas, médicos o banqueros, pero, por lo general, no es ese el caso y no hay que conceder que exista una determinada superioridad en los primeros. El mundo contemporáneo es particularmente irrespetuoso con las profesiones, y eso no es siempre malo: médicos que se convierten en gerentes, arquitectos que se ocupan de recursos humanos, ingenieros dedicados a la economía financiera, y, además, se dan cambios bastante importantes a lo largo de una larga vida de trabajo de forma que se pueden llegar a ejercer profesiones muy distintas.
 
En este caso, ¿qué es lo que realmente importa? Dos cosas que se parecen a la vocación y a la profesión pero que no pueden confundirse con ellas. En primer lugar, el deseo de conocer o de ser de una determinada manera, coincida o no con una profesión determinada. Cada uno de nosotros es distinto y debe procurar encontrar la mejor manera de llegar a ser quien puede realmente ser, sin suponer que esa solución deba venir dada por la adscripción a una fórmula clásica. Creo que hay más bien unas predisposiciones básicamente distintas y que hay que saber aprovecharlas en diversos contextos y potenciarlas al máximo con estudio y dedicación.
 
Por ejemplo hay personas que tienden a la investigación, otras a la gestión, otras a las relaciones humanas, otras al cuidado de los demás, y un sinfín de variantes. por lo general se comete un error si se pretende que una persona que no sienta un alto nivel de empatía con los demás se dedique a la medicina o se convierta en escritor porque muy probablemente no hará bien ni lo uno ni lo otro, pero no quiero generalizar, sino insistir en que cada cual debe procurar averiguar que es lo que más le atrae y aquello en lo que piensa puede rendir más y dedicarse a ello más allá de cualquier prejuicio o conveniencia. Hacer en la vida lo que a uno le gusta y aquello en lo que está razonablemente bien dotado es una enorme ventaja y hay que procurar acertar con ello, pero no siempre se hará a la primera porque, además, somos bastante polivalentes y podremos volcar nuestras habilidades hacia uno u otro sector de la actividad. La segunda cosa importante es comprender que vivimos en un mundo enormemente complejo y que si queremos adaptarnos a él y tener cierta capacidad de transformarlo nos es necesario adquirir una formación general lo más amplia y sólida posible. El estudio y el esfuerzo personal nunca está de más y puede rendir frutos en actividades de lo más variado, de forma que empeñarse en el especialismo puede ser un error. En realidad, lo más importante de lograr una especialización es el esfuerzo general y el empeño en adaptarnos a problemas muy específicos que hemos hecho, de modo que esa especialización puede servir también, en realidad, para muy otras cosas. Volvamos, pues, a la pregunta inicial: hay que plantearse cuál es nuestra vocación profesional con mucha calma, sin preocuparnos si no parecemos dar muy pronto con ella, porque las ventajas de encarrilarse muy pronto por un determinado camino pueden no ser del todo claras. Sí es conveniente aprender de nosotros mismos y determinar en qué campos parecemos movernos can mayor facilidad y provecho para tratar de potenciarlos al máximo y poder aplicarlos en cualquier actividad que hayamos de desempeñar. por supuesto es ideal conseguir trabajar en aquello en que nos gusta, pero es más importante todavía aprender a cogerle el gusto al trabajo que hemos de hacer, porque no siempre estaremos en condiciones de escoger lo que queramos, y, sin embargo, siempre podremos aplicar nuestras mejores cualidades y posibilidades a aquellos trabajos y ocupaciones con las que nos hemos de ver a lo largo de la vida, que seguramente serán varios y razonablemente distintos. La vocación profesional está bien, pero mejor está la adaptabilidad y el empeño en rendir al máximo donde nos coloque la vida.

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