En relación a la decisión ¿Leer a Ralph Waldo Emerson? esta es una opinión de Juan Malpartida

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Esta es mi opinión de experto

   Es difícil ser indiferente a Emerson porque no sólo fue un escritor de gran ductilidad y penetración, sino un espíritu sensible y libre. Fue un intelectual y un moralista, un místico y un literato.

     Emerson (1803-1882) fue bostoniano, como tantos ilustres escritores americanos, y vivió la mayor parte de su vida en el Estado de Massachusett. Su primer viaje a Europa (1832-1833) fue decisivo. Allí entra en contacto con Max Müller, quien le descubre el hinduismo, a los poetas Wordsworth, Coleridge y a pensadores como Stuart Mill y Carlyle. Emerson es producto del protestantismo, aunque su credo forma parte del unitarismo y del trascendentalismo, del que es representante; además, es notable en él la presencia del idealismo alemán y del individualismo, en el sentido moral de Kant.
 
Tuvo, como sus amigos Thoreau, Theodore Parker, Margaret Fuller, Whitman y Hawthorne, una conciencia aguda de la naturaleza en cuyos procesos y acontecimientos veía un reflejo del espíritu: un sistema moral atraído por una noción positiva y progresista de la naturaleza y la historia humana. Su visión de la naturaleza es enormemente positiva, así como su creencia en la voluntad del individuo. Ver en la naturaleza y símbolo y una señal, además de su actitud de veneración, lo acerca al hinduismo y al budismo, pensamientos a los que hace referencia a lo largo de su vida.
    Fue un predicador ajeno al puritanismo y al conservadurismo de sus contemporáneos: en realidad los domingo leía a Aristófanes y a Rabelais: la ironía y el lenguaje directo. Es difícil ser indiferente a Emerson porque no sólo fue un escritor de gran ductilidad y penetración, sino un espíritu sensible y libre. Fue un intelectual y un moralista, un místico y un literato. Se interesó por la poesía y la filosofía, pero también pensó la ciencia de su tiempo, en términos de sorprendente modernidad. En un siglo cientificista, no fue materialista: creyó que el fundamento del hombre estaba en el espíritu (cuyo elemento es la eternidad). De confesión unitaria, criticó la metafísica cristiana, y toda mediación entre el individuo y Dios le pareció un sacrilegio. Además, tuvo un amor y concepción de la naturaleza ajeno al cristianismo. Pensó que el mundo natural era una suerte de mente disuelta.
 
En cuanto al hombre, lo concibió como un momento excelso de la Naturaleza, pero sólo como un punto de conciencia, una suerte de alambique, de la gran corriente del Ser Universal. Vio en el niño una promesa perpetua de redención. (Para que sea vea la diferencia: entre nosotros, hasta ayer, el niño fue siempre un pícaro.) Heredero de Kant, pensó la ética siempre desde lo empírico. Tocado por el positivismo y cierto aspecto del racionalismo de su época, defendió el conocimiento como progreso de nuestra condición. No fue tradicionalista ni pensó que en otra época se hubiera dado un modelo superior. Sin complejos, tocado por Montaigne, a quien admiró, supuso que en cada hombre latía la corriente de la humanidad y que el saber se apoyaba en la propia experiencia no en los cánones. “Ninguna ley será sagrada para mí salvo la de mi naturaleza”, afirmó este gran y paradójico individualista.
 
El trascendentalismo de Emerson se opone a lo trascendente; es un concepto que, de nuevo, se apoya en el Kant de los conceptos a priori: “La naturaleza es trascendental, existe primordialmente”, no deviene tanto de la experiencia como de nuestras ideas universales y previas, la cuales suscitan la experiencia. Lo mismo respecto a la ética, que no es un mandato exterior sino que deviene de una verdad interior. Se propuso -y sermoneó a gran parte de sus compatriotas al respecto- la necesidad de vivir conforme a la naturaleza y al espíritu, reaccionando contra el tradicionalismo y el materialismo. Crítico del catolicismo, afirmó que las religiones debían mantenerse por su actividad ética no por su metafísica o ceremonias, hasta el punto de considerar a la teología como retórica de la moral. En cuanto a sus ideas políticas, baste con recordar su liberalismo, su apoyo a la Unión y su sostenida lucha contra la esclavitud. Creyó en el progreso y que la providencia rige el destino de las naciones.

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