En relación a la decisión ¿Estar disponible constantemente a través del móvil? esta es una opinión de Julio Pérez-Tomé Román

Imagen de Julio Pérez-Tomé Román

Esta es mi opinión de experto

El móvil es muchas cosas, no sólo un teléfono. Además, los smartphone, la generación de los modernos móviles, nos ofrecen unas configuraciones que nos permite gestionar estar conectados sin sus inconvenientes. Soy partidario de la conexión porque vivimos en sociedad, así de sencillo.

Nos guste o no, vivimos y trabajamos con otros seres humanos. Robinson Crusoe ha muerto, también nos guste o no. Una persona solitaria, desconectada de los demás o de su entorno, es una persona extraña o va camino de serlo. No defenderé la hiperconexión a través del móvil, sino la relación correcta o adecuada.

Se puede configurar el móvil de manera que el trabajo, el descanso las relaciones sociales, no sean interrumpidas indiscrimadamente. Lo que hay que hacer es saber cómo. Los fabricantes de móviles y las aplicaciones dedican cada vez más esfuerzo a que los clientes encuentren lo que buscan sin perder confortabilidad ni privacidad. Conjugar ambos aspectos requiere una comprensión del problema y tiempo para resolverlo. El proceso se ha iniciado ya con los dispositivos móviles más populares pero el usuario debe esforzarse para conocer y adaptar las opciones a sus hábitos vitales.

Tan solo varios ejemplos de lo que mantengo. La salud de nuestros seres queridos o la necesaria localización de niños y ancianos… son dos de los ejemplos más claros en los que la conexión constante es una ventaja. Lo que hemos de conseguir –y ahora es posible– es trabajar, descansar, estar pendiente de los demás, sin desconectarnos absolutamente de todo y todo el tiempo.

Una de las soluciones ofrecidas por los fabricantes de hardware y software de móviles, son las notificaciones. Recibir y filtrar la información necesaria en el momento y lugar en el que realmente es necesario. Una gestión adecuada de las notificaciones móviles no sólo no genera estrés sino que, en cierta medida, lo evita al facilitarnos información vital –temas críticos– personales, familiares, laborales… que de otra manera nos tendrían bloqueados precisamente por la falta de información.

Más que penalizar la comunicación constante hemos de gestionarla inteligentemente, protegiendo nuestro tiempo y lo que verdaderamente nos importa en la vida. ¿La solución es cerrar todas las puertas y ventanas de comunicación? Alternativas drásticas de ese tipo pueden fácilmente aislarnos justo cuando realmente necesitábamos estar informados.

No hay reglas fijas, pero sí existen fórmulas flexibles.

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