En relación a la decisión ¿Preferir el trabajo a dedicar tiempo al ocio? esta es una opinión de Mihaly Csikszentmihalyi

No

• Mihaly Csikszentmihalyi
• Profesor de Psicología y Management

Esta es la opinión del experto

Mihail Csikszentmihalyi cree que mucha gente pierde la oportunidad de exprimir los ratos de ocio, por ejemplo, para disfrutar más de lo que se hace en el trabajo. Aunque parezca irónico, suele ser más fácil disfrutar durante la jornada laboral que en los ratos libres:
 
“El trabajo tiene metas, retroalimentación, reglas y desafíos, todo lo cual consigue que uno se implique, se concentre y se pierda en él”, escribe Csikszentmihalyi en su libro Fluir (1997).
 
Todo el mundo conoce la sensación de llegar a casa después de una dura semana de trabajo, para descubrir entonces que no se tiene claro cómo ocupar el tiempo. Para Csikszentmihalyi la gran ventaja del trabajo es que contiene sus propias metas, retroalimentación, reglas y desafíos. Esto hace que uno en el trabajo se implique, concentre y se pierda en la actividad.
 
Sin embargo, el ocio ofrece -en teoría- una gran oportunidad de recreación. Esto sucede cuando se eligen aficiones que exigen habilidad, actividades que incorporan metas y límites, satisfacen nuestros intereses personales y exigen disciplina interior.
 
Como el tiempo libre, por definición, es algo no estructurado, requiere de un esfuerzo mayor para transformarse en algo que pueda disfrutarse. Esto hace que sea fácil ver como se escurre de las manos sin sacarle partido.
 
Hoy existe una tremenda industria del ocio que ha sido diseñada para rellenar los ratos libres con experiencias agradables. El problema según Csikszentmihalyi  es que ofrecen un tipo de diversión pasivo que habitualmente no exige que hagamos uso de nuestros recursos físicos ni mentales:
 
“El uso de nuestras habilidades conduce a nuestro crecimiento; la diversión pasiva no conduce a ninguna parte.”
 
Nos hemos acostumbrado a dejar de utilizar nuestros recursos físicos y mentales: matamos el tiempo viendo a atletas competir, escuchando música interpretada por otros o admirando cuadros famosos que cuelgan en las paredes de los museos.
 
Csikszentmihalyi cree que tanto el trabajo como el ocio pueden ser apropiados para cubrir las complejas necesidades del hombre. El que aprende no solo a disfrutar de su trabajo sino a no derrochar sus ratos libres, termina por sentir que su vida, como conjunto, ha llegado a valer mucho más la pena.