En relación a la decisión ¿Ser una persona positiva a pesar de las dificultades? esta es una opinión de José Lázaro

Imagen de José Lázaro

Esta es mi opinión de experto

Sí. La elevación del ánimo y la fuerza de voluntad son la mejor forma de vencer las dificultades. Los sentimientos negativos nos llevan a derrumbarnos ante ellas.

Desde los sabios de la Antigüedad hasta los expertos actuales en la mente humana hay pocas divergencias sobre este tema. Incluso los pensadores que están considerados como paradigmas del pesimismo (Leopardi, Schopenhauer, Cioran…) suelen hablar de lo negativo que de hecho es el mundo, no predicar una actitud negativa ante él. Los textos de Schopenhauer, por ejemplo, están llenos de consejos para llevar una vida agradable y los de Cioran repletos de ironía y humorismo.

Una consecuencia de este acuerdo básico es que los sentimientos negativos tienden a considerarse patológicos. La tristeza es una reacción a la desgracia que desaparece al cabo de cierto tiempo (generalmente antes si se afronta con buen ánimo), pero cuando aparece sin causa alguna (o cuando es muy exagerada respecto a lo que la causó) se considera un trastorno depresivo y se trata con psicoterapia y con medicación.

Los fármacos antidepresivos de las últimas generaciones, a diferencia de los más antiguos, no sólo han demostrado su capacidad para contrarrestar la melancolía sino que además logran mejorar el estado de ánimo a las personas de carácter triste y apático, de las que no se puede decir que estén enfermas. Las hacen más activas, más sensibles, más enérgicas, más sociables, más alegres. Es un efecto lento, prolongado, que tiene un cierto parecido con el que de forma brusca (y transitoria) producen estimulantes como la cocaína (que, a diferencia de los antidepresivos, no está considerada como sustancia terapéutica, sino patógena). Ese cambio, bioquímicamente provocado, de la actitud ante las dificultades, ayuda muchas veces a vencerlas.

Pero el estado de ánimo, positivo o negativo, es un fenómeno muy complejo que no puede reducirse ni a la química ni a la fuerza de voluntad. Está cada vez más claro que el temple básico del ánimo personal tiene también un importante componente genético. Y es evidente que los acontecimientos de la vida afortunados nos alegran y estimulan, como nos aplanan las desdichas. Hay pocas cosas más peligrosas que el intentar reducir a una única explicación sencilla fenómenos complejos que dependen de los más variados factores.

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