En relación a la decisión ¿Tomar conciencia de mis prejuicios ante personas de otras regiones? esta es una opinión de Jordi Cussó Porredón

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Esta es mi opinión de experto

Para consolidar la paz tenemos que descubrir cuáles son aquellos resentimientos que hay en nuestro interior, y darnos cuenta de los estereotipos y prejuicios entre personas, grupos y pueblos, para desactivarlos y que no impidan una buena convivencia y un diálogo fecundo.

Después de un conflicto y cuando los países logran hacer un pacto de paz, sucede que las personas y los grupos siguen desconfiando de sus vecinos, con frecuencia por culpa de unas situaciones del pasado pero que se nos hace vivir en presente y esto nos lleva a un estado permanente de defensa. Esperamos cualquier movimiento en falso del otro, porque como nos dicen nuestros libros de historia, y los estereotipos creados, “ellos siempre actuaron así”, luego o ahora volverán a repetirlo.
 
Si no podemos dejar de mirar sin rencor, ni resentimientos, o prejuicios a los demás pueblos difícilmente consolidaremos la paz. No existe el gen del resentimiento, domos nosotros quiénes lo transmitimos a las generaciones venideras. Cabe la posibilidad de cortar la transmisión, de imponer la responsabilidad y de contener la tendencia a irradiar el rencor o, cuanto menos, a buscar mecanismos de evasión que no sean tan perjudiciales para la paz. Dedicamos grandes esfuerzos para lograr la paz y esperamos que nuestros esfuerzos sirvan para recoger, en el tiempo adecuado, los frutos del diálogo, de la buena convivencia, de la solidaridad. Pero de repente, y casi sin saber de donde ni como, resurgen muestras de violencia y conflictos que parecían extinguidos y enterrados. Y es que la mayoría de las veces, los resentimientos históricos, los mismos prejuicios quedan enterrados bajo tierra, pero siguen vivos en la sociedad y en las personas. No se ven, pero están ahí, como una especie de “minas antipersonal”. Así, nosotros creemos trabajar en una sociedad en paz y sin peligro aparente, pero de repente nuestros pies rozan esos resentimientos y estallan de manera violenta unos conflictos que creíamos cerrados y olvidados.
 
En este punto particular, los políticos, los periodistas y los historiadores tienen una especial responsabilidad en la gestión del pasado. Sin olvidar los prejuicios que están presentes en los refranes populares o en muchos de los chistes que nos alegran la vida. Los prejuicios son la expresión visible de esos soterrados resentimientos Para lograr un trabajo de paz, tendremos que ver cuáles son esos resentimientos históricos que quedan soterrados en las personas y en los pueblos. Darnos cuenta de la cantidad de prejuicios que todos tenemos contra nuestros vecinos y gentes de otras culturas. Y no solo darse cuenta de ellos, sino que en la medida de lo posible desactivarlos. En cualquier dialogo es muy importante que cada uno se de cuenta de sus resentimientos y de sus propios prejuicios, para poder gestionarlos y que no enturbien la convivencia o la relación pacifica entre las personas

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