En relación a la decisión ¿Registrarme en una web para compartir coche? esta es una opinión de Vincent Rosso

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Esta es la opinión del experto

Para Vincent Rosso, Director General en España y Portugal de BlaBlaCar, el aumento de usuarios y trayectos cubiertos por su web son argumento suficiente para recomendar el uso de estas webs. Argumentos como el ahorro en combustible y emisiones y su coste aumentan el atractivo de esta opción.    

Vincent Rosso es, además de responsable de Blablacar en España y Portugal, uno de sus cofundadores. Blablacar es una web para compartir vehículo, con un funcionamiento muy sencillo. Su modelo se basa en un sistema por el que conductores con plazas vacías en su coche publican en la web el trayecto que van a realizar en busca de pasajeros que necesiten desplazarse a ese mismo lugar ese mismo día a aproximadamente la misma hora.
Esta plataforma que actualmente cuenta con más de 5 millones de usuarios en Europa y mueve a más de 700.000 viajeros al mes, desembarcó en España en 2010 y desde entonces su crecimiento se ha disparado de forma exponencial.
Hasta hace unos días en los que ha chocado de forma frontal con los intereses de las empresas tradicionales del sector del transporte de viajeros por carretera, que, hartos de sufrir lo que consideran una “competencia desleal” por parte de Blablacar y otras plataformas similares, han recurrido al auxilio del Tribunal de la Competencia alegando que estos “servicios de intermediación entre pasajeros” deberían estar sujetos a los mismos requisitos administrativos a los que se les somete a ellos.
En el post ¿Compartir coche es competencia desleal al autobús? de Clemente Alvarez publicado en El País, el Sr. Rosso  defiende el modelo de negocio de este tipo de plataformas basándose en que “la crisis ha supuesto un cambio de filosofía para hacer ver a los ciudadanos que lo que uno no necesita quizá valga para otra”.  En este caso, las plazas vacías de un coche en el que va una persona conduciendo sola.”
Para el Sr. Rosso, lo que diferencia su web del transporte de viajeros tradicional es la inexistencia de ánimo de lucro y la necesidad de pertenecer a una comunidad virtual para poder aprovecharse de su servicio. “Hoy en día, en España, son los ciudadanos los que acuerdan el montante final a pagar y los que llevan a cabo la transacción entre ellos en algún momento del viaje” No existen precios por trayecto o tarifa alguna que no sea la pactada libremente entre el propietario del vehículo y los pasajeros. 
Comunidades como Blablacar deberían quedar al margen de licencias y autorizaciones administrativas por ser  simplemente una “comunidad de usuarios basada en la confianza, que conecta a conductores con asientos vacios con pasajeros que buscan un viaje.”  Una red social que, de forma gratuita pone en contacto a personas que no se conocen para que tienen un interés común – un determinado desplazamiento – ayudándoles a compartir gastos y optimizar sus recursos.
Este tipo de servicios tiene además ventajas ambientales por optimizar los desplazamientos por carretera, con el consiguiente ahorro en consumo de gasolina, emisiones y número de vehículos en las carreteras.

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