Dentro de muchos Estados coexisten de hecho culturas diversas con sus propias lenguas y costumbres. Algunas personas lo ven de forma positiva como una fuente de riqueza cultural o simplemente lo aceptan con indiferencia o actitud tolerante. Otros lo asumen con incomodidad y casi como una afrenta y a su propia cultura, a la que desearían ver como base principal y universal del Estado, lo cual puede ser semilla de futuros conflictos.
Un ejemplo de la existencia de varias culturas y lenguas en un Estado puede ser España, donde existe la cultura catalana, la gallegala vasca, la andaluza o la canaria, además de las culturas que aportan las poblaciones inmigrantes. Unas personas se pueden alegrar de que haya esta diversidad cultural porque consideran que enriquece, que es bueno que haya distintas formas de ser, de pensar, distintas lenguas dentro de un mismo Estado. Otras sin embargo, lo ven como algo que no debería subrayarse demasiado sin unificar un fundamento común, cuanto más amplio mejor, pues consideran que tiene que haber una única base cultural.
Opiniones argumentadas
Sé el primero en opinar.