Podemos considerar que la libertad de expresión debe permitir cualquier tipo de ideología, incluso si es racista, o apoyar que en democracia hay límites que no se pueden sobrepasar, porque la democracia se basa en el respeto. Surge la pregunta sobre qué debe primar, si la libertad o los valores.
Todo depende de cómo se entiende la democracia. Si creemos que es el sistema político que busca la convivencia mediante la máxima expresión de libertad de los ciudadanos, o si busca la convivencia mediante el máximo respeto mutuo entre ellos. La expresión de ideologías, ¿es libre o está sujeta a unos valores democráticos que no pueden ser alterados?
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La idea de que la libertad de expresión es un derecho absoluto está muy extendida, pero en realidad no se puede decir todo, pues los propios derechos humanos, cuyos principios y valores inspiran todo el sistema democrático, ponen esos principios como frenos.
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Poner frenos a la expresión de ideologías, sean racistas o no, impiden disfrutar a unos de la libertad de decir que tienen otros. Se puede alegar que rompen las reglas del juego de los valores democráticos, pero también es cierto que crean una desigualdad.
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Se puede cambiar el punto de vista y, en vez de hablar de derechos, hablar de vulnerabilidad: buscar la protección de quienes pueden verse afectados por las expresiones de ideologías xenófobas.
Opiniones argumentadas
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