Muchos vivimos las casualidades de la vida sin darles importancia. Se le llama suerte, predeterminación, intervención divina, energía del universo...
La cuestión, más allá de su origen y su causa, es si decidimos convertir las casualidades que nos suceden, en oportunidades para mejorar y crecer, seleccionando cómo aprovechamos cada circunstancia sorpresiva que nos pasa o preferimos simplemente dejarlo en una mera casualidad y no hacer nada al respecto.
A todos nos ha sucedido que nos encontramos con personas en las que habíamos pensado recientemente, o que coinciden de repente situaciones largamente esperadas pero difíciles de lograr. Eso que llamamos "casualidades" y que pueden tener muchas posibles explicaciones: desde el azar hasta la intervención divina. Aquí la decisión no consiste en explicarlas, sino en cómo aprovecharlas para sacarles el máximo partido.