Dar dinero a entidades sociales que trabajan contra la indigencia es uno de los actos solidarios que muchas personas desarrollan. Algunos expertos destacan que es necesario dar dinero para poder combatir la extrema pobreza. Otros critican que no es un acto efectivo de transformación social.
Solemos ver llamados constantes para la colaboración económica con entidades sociales que trabajan con personas sin techo o personas que viven en la calle, como también cuando nos encontramos directamente con personas en esta situación que nos demandan un tipo de ayuda.
Muchas personas acceden a dar parte de su dinero directamente a las personas cuando lo solicitan, o bien, a entidades sociales que trabajan por combatir la extrema pobreza. Para algunas personas expertas, dar este dinero a entidades que trabajan para apoyar a las personas y familias que viven en la calle es una forma efectiva de solidaridad ya que estas entidades pueden atender las situaciones de emergencias por las que cruzan muchas veces quienes no tienen techo, pero además, pensar en acciones a largo plazo para que estas personas puedan en el futuro solventarse una vivienda y reinsertarse socialmente. Otros expertos destacan que dar dinero a las personas directamente evita intermediarios y genera que la persona pueda atender su necesidad más inmediata. Sin embargo, también existen visiones que plantean que no es bueno dar dinero directamente a las personas porque genera costumbre a la mendicidad y no cambia las condiciones sociales que permiten que estas personas estén en una situación de extrema pobreza. Por otro lado, algunos consideran que las ONG que gestionan el dinero solidario, muchas veces, sólo tienen un carácter asistencialista y que no buscan transformar a largo plazo la situación social de estas personas.
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Desconfiar del uso de este dinero por parte de las personas que viven en la calle, no saber si es "bueno" efectivamente darles dinero, desconocer el destino del dinero que se da pueden ser actitudes que frenen el hecho de dar dinero a las personas directamente. Por otro lado, la desconfianza hacia las ONG puede afectar que no se de dinero a estas entidades para que gestionen actividades con personas sin techo.
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Dar dinero a entidades sociales que trabajan con personas indigentes y en situación de extrema pobreza puede contribuir a que estas personas atiendan sus necesidades y emergencias más directas. Por otro lado, este dinero puede posibilitar acciones a largo plazo que promuevan la reinserción social de estas personas. Dar dinero directamente a las personas puede también ayudarles a cubrir sus necesidades básicas. No dar dinero a estas personas puede terminar consolidando un colchón de exclusión en las sociedades, como también que estas personas no lleguen a cubrir sus necesidades mínimas. Por otro lado, no dar dinero a entidades que se preocupan de estas personas puede afectar la atención directa y el trabajo de reubicación de este sector social.