
La educación de los hijos tiene como objetivo formarles como personas adultas y maduras. La cuestión es cómo hacerlo. En muchos momentos, sobre todo en su adolescencia, nos encontraremos con que no están de acuerdo. La duda es si realizar esta tarea según nuestros planes, aunque nuestros hijos no los compartan. La tarea educativa exige implicación y responsabilidad por parte de los padres, y la correspondiente aceptación por parte de los hijos. Contemplamos esta complicidad de los hijos de forma pasiva y sumisa.
O más bien esperamos de los hijos una comunicación abierta y franca donde su opinión y su actitud se integre en la tarea educativa de sus padres.
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Las corrirentes sociales actuales no dejan mucho lugar para conductas unilaterales y autoritarias de los padres.
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El desarrollo personal de los hijos es la consecuencia más importante de la labor educativa.
2 opiniones argumentadas

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Juan Mateo
- Director del Instituto Superior de Negociación (UFV)

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Silvio Gutman
- Psicólogo especializado en adolescencia y familia