
El pago de impuestos es el mecanismo que utilizan la mayoría de los Estados para sostener los servicios públicos. A pesar de que suponen un esfuerzo para el ciudadano, éste obtiene, como contrapartida, las prestaciones propias del Estado de bienestar.
Pero siempre ha habido maneras de escapar a esta obligación, sobre todo si el ciudadano siente que sus impuestos no se usan debidamente. De ahí la duda de si asumir este costo, o evadirlo con las muchas formas que hay de hacerlo.
Al convertirse en contribuyente, el ciudadano también adquiere el derecho de protestar y reclamar mejoras. Además, puede pedir a los gobiernos que sean más transparentes y expliquen en qué invierten su dinero. Sin embargo, muchas veces la población percibe que el reparto de las cargas fiscales es injusto y que no obtiene servicios a la altura del esfuerzo que se le pide.
3 opiniones argumentadas

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Yoani Sánchez
- Bloguera de 'Generación Y'
