El seguimiento del desempeño de los empleados en sus labores y responsabilidades habituales es una de las claves esenciales para una buena gestión directiva. Ese seguimiento nos permite evaluar si están cumpliendo sus objetivos y/o si tenemos que introducir cambios en nuestra estrategia o plantilla.
La periodicidad de este seguimiento dependerá de las características y circunstancias de la organización pero suele ser recomendable hacerlo como mínimo trimestralmente.
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