Una aplicación es un programa informático creado para la realización de una tarea concreta, que incluye tanto tareas complicadas (gestión de almacenes), como sencillas (la lista de la compra) e incluso livianas (actividades gratuitas de ocio).
El uso de dispositivos móviles ha incrementado exponencialmente el uso de todo tipo de aplicaciones que simplifican la vida y optimizan el disfrute de nuestro ocio, pero su abuso, además de perjudicar el correcto funcionamiento de nuestro dispositivos móviles, puede provocar pereza y elevar nuestro nivel de stress.
Una aplicación es un programa informático creado para la realización de una tarea concreta, que incluye desde tareas complicadas - la gestión de almacenes - hasta sencillas – la lista de la compra - e incluso livianas - actividades de entretenimiento gratuito.
El término “dispositivo móvil” se aplica, hoy en día, a una gran variedad de aparatos - sobretodo teléfonos móviles y PDA’s - que permiten descargar e instalar una gran número de aplicaciones multimedia, muchas de ellas gratuitas, que nos ofrecen soluciones informáticas para la realización de tareas complicadas, nos ayudan en las más cotidianas e incluso nos permiten optimizar nuestros momentos de ocio.
Últimamente, con el monumental aumento de dispositivos móviles, se ha incrementado de forma exponencial el uso de estas aplicaciones. Pedir un taxi en cualquier lugar del mundo, confeccionar la lista de la compra, encontrar médicos de cualquier especialidad o jugar al último juego de moda “online” y en tiempo real, es posible gracias a las innumerables aplicaciones que existen en el mercado.
Esta sobreabundancia de aplicaciones y utilidades conlleva una serie de problemas a nivel técnico para nuestros dispositivos móviles, pero sobretodo, puedan generar ciertos perjuicios a nivel personal y psicológico, que los expertos identifican con una cierta “pereza vital” o perdida de iniciativa e interés en actividades básicas y la generación de un stress indeseado en los usuarios.