Todo el mundo puede, queriendo o sin querer, hacer daño a otros. Puede suceder que mis padres lo hayan hecho, y yo me sienta culpable a causa de sus acciones. Apropiarme de las culpas de mis padres supondría un malestar. ¿Me corresponde sentirlo?
Culparse por las cosas que hicieron otros, aunque sean nuestros padres, antes de que existiéramos o cuando éramos pequeños y no podíamos actuar no tiene sentido. Se puede asumir la culpa ajena, pero no es nuestra culpa. Otra cosa es que aceptemos los hechos como son y, con ello, aceptemos el daño que han podido causar.
