En la década de los 70 se publicaron los primeros estudios que confirmaban que las personas con una dieta basada en productos de origen vegetal, los vegetarianos, vivían más que los que consumían alimentos de origen animal.
Por ejemplo, la ingesta de colesterol -presente en alimentos de origen animal- está asociada a una expectativa de vida más corta, mientras que consumir fibra -presente en los vegetales- se vincula a la longevidad.