En relación a la decisión ¿Eliminar gastos superfluos si estoy desempleado? esta es una opinión de Joaquín Disla

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Esta es mi opinión de experto

Plasmar los gastos y los ingresos en un documento resalta algunos hábitos inadecuados que habían pasado desapercibidos hasta ese momento. Son partidas que, por separado, no llaman la atención. Sin embargo, cuando se juntan, reflejan un gasto ineficiente.

El presupuesto es una herramienta clave para la administración financiera de cualquier organización, desde la multinacional más compleja hasta la economía familiar más básica.  Un presupuesto realista es imprescindible para la gestión económica efectiva de la organización y dadas las alteraciones que puede sufrir su situación económica, su flexibilidad es imprescindible a la hora de juzgar su utilidad.
 
El presupuesto es una herramienta de uso diario y como tal debe ser objeto de seguimiento frecuente y adaptable a cada circunstancia y situación.  Tiene que adaptarse al estilo de vida y a la situación económica de cada momento. No se puede pretender modificar en un mes los hábitos familiares adquiridos durante años. Las previsiones serán realistas, posibles, y sin reducciones drásticas. Es posible que las primeras cuentas no cuadren o que los ingresos estimados sean superiores a los reales, pero esto no implica un fracaso, sino un primer paso para mejorar la organización en los meses posteriores.
 
Con un presupuesto bien calculado, las adquisiciones poco útiles pueden dejarse a un lado sin demasiado esfuerzo, a la vez que se realiza una compra eficaz, que permitirá llegar a final de mes sin necesidad de cambiar demasiado el nivel de vida.
 
Según aconseja el experto en la web del “Centro de Vida y Familia Ana Simó”, “el mero hecho de plantearse registrar por escrito estos parámetros es un primer paso para mejorar la economía doméstica, supone una reflexión previa. Plasmar los gastos y los ingresos en un documento resalta algunos hábitos inadecuados que habían pasado desapercibidos hasta ese momento. Son partidas que, por separado, no llaman la atención. Sin embargo, cuando se juntan, reflejan un gasto ineficiente. Un presupuesto permite saber en qué se invierte el dinero y su utilidad. El usuario identifica los desembolsos imprescindibles y los caprichos.”
 
El presupuesto debe marcar unos objetivos, planificar bien el gasto y reducir determinadas partidas para aprovecharlas en otros ámbitos. Cada familia tiene unas prioridades y destinará sus ahorros a unos fines. Es conveniente que quienes tengan capacidad de decisión en el hogar participen en la elaboración de las nuevas cuentas porque les afectarán y será más fácil alcanzar los objetivos si cada uno aporta sus sugerencias, metas o preocupaciones. Estos objetivos son un incentivo para seguir la ruta marcada por el presupuesto.
 
Un presupuesto puede entenderse como una hoja de ruta, un itinerario para conseguir unos objetivos. Pero, según el profesor Disla  “no debe ser tan estricto que no se pueda modificar ante una situación tan imprevista e impactante como el desempleo. Sólo se debe entender como una estimación de los ingresos y los gastos, que guía a la familia y que puede arrojar datos importantes sobre los artículos o servicios que se deben comprar, cuándo y cómo.”

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