En relación a la decisión ¿Informar a mis hijos sobre mi desempleo? esta es una opinión de Monica Pereira Vaccaro

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Esta es mi opinión de experto

Con la llegada del desempleo, la dinámica familiar experimenta alteraciones que influirán de diversos modos según tengamos o no hijos y las edades que estos tengan.  
Pero sobre todo, dependerán de las características de nuestros vínculos y de la comunicación que tengamos con ellos.

Perder el trabajo exige un cambio abrupto en el modo de vida.  Supone una pérdida y un duelo que afecta, no solo al trabajador, sino a todo su núcleo afectivo.
Las relaciones familiares se ven perturbadas: a la incertidumbre se suman cuestiones prácticas que implican restricciones al consumo y que afectan lo cotidiano; la convivencia se ve a menudo alcanzada por las nuevas preocupaciones, la vida sexual puede resentirse, la autoridad ante los hijos puede resultar cuestionada.
La dinámica familiar experimenta alteraciones que influirán de diversos modos según el desempleado sea el hombre o la mujer y según tenga o no hijos y de qué edades, pero sobre todo, según sean las características de los vínculos y de la comunicación entre ese núcleo de afectos.
Ya se trate del hombre o la mujer quien esté en el paro, la actitud de la pareja será decisiva en el modo de enfrentar la situación.
La respuesta de cada pareja puede ser de lo más variada:
Brindará contención afectiva y estímulo o alimentará los sentimientos de culpa socavando la autoestima.  
Sostendrá la figura del cónyuge ante los hijos o avanzará en desmedro de su autoridad.  
Acompañará en la búsqueda de salidas creativas o desalentará todo lo que no sea una reedición de la actividad anterior.
Respecto de la relación con los hijos, muchos padres se sienten culpables a la hora de plantear restricciones en los gastos o simplemente de transmitir la realidad, pues temen causarles preocupaciones, interferir en su rendimiento escolar o provocarles trastornos emocionales.
Aquí cabe recordar que en todas las etapas de la vida, existen más posibilidades de lidiar exitosamente con las dificultades conociéndolas que negándolas.
En particular, durante la niñez y la adolescencia los padres sirven de modelo para los hijos, por lo que una situación de dificultad transitoria como es la pérdida del empleo, puede ser una experiencia de aprendizaje que les provea herramientas con que superar trances similares en la adultez.
 Debemos esforzarnos por ofrecer a nuestros hijos un panorama realista de un mundo cada vez más cambiante en el que ellos también habrán de desenvolverse, a la vez que les transmitimos seguridad al asumir y afrontar ese mundo.
Para ello, podemos optar por lo siguiente:
Exponer los hechos en términos acordes a cada edad, sin ansiedad ni dramatismo.  
Pedir la colaboración qué, según cada edad, quepa esperar.
Mostrarse capaz de asumir los cambios o bien de buscar ayuda profesional cuando esto se hace difícil.
En definitiva, si bien la pérdida del empleo es una situación angustiante, en la medida en que afecta el sostén económico y exige un cambio no deseado, también puede ser una oportunidad para interrogarse respecto a la vida de pareja y familiar, de entender y comunicarse mejor con el otro, y de transmitir a los hijos que una actitud abierta a la reflexión, al diálogo y al posicionamiento activo frente a los problemas suele ser la vía para salir fortalecido de ellos.
Texto extraído de su artículo APORTES DEL PSICOANÁLISIS A LOS PROBLEMAS ASOCIADOS AL DESEMPLEO publicado en http://psicologabarcelona.com

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