En muchas sociedades, las festividades de origen religioso se viven como acontecimientos sociales sólo ligados a costumbres, adornos, etc., ya sin referencia a su origen simbólico.
En algunos casos este sentido religioso se constituye incluso como algo superado y considerado retrógrada. La duda es si uno debe intentar descubrir y celebrar su sentido original religioso o sencillamente como ocasión de un encuentro social con amigos y familia.
Festividades como la Navidad en el mundo cristiano, Hannukah en el judaísmo, o Ramadán en el musulmán, son acontecimientos con un definido significado religioso. Según en qué ambientes, han ido perdiendo progresivamente, para las nuevas generaciones, su sentido original. Se conservan los adornos, los días de descanso e incluso algunas imágenes asociadas a esas fechas, pero la experiencia vital de las personas ya está muy ajena a lo que significaron en su origen.
La duda es si continuar con esa repetición de gestos sin buscar su raíz simbólica.
4 opiniones argumentadas
- Fernando Sebastián Aguilar
- Doctor en Teología
- Daniel Izuzquiza
- Coordinador del Centro Pueblos Unidos