Según el primer libro de la Biblia, Dios formó al ser humano del polvo y le dió vida de Su mismo aliento. En el último día de la creación, Dios dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;..” (Génesis1:26) y así, de esta manera, terminó su trabajo con un “toque personal”. Para la mayoría de teólogos, la imagen de Dios se refiere a la capacidad del ser humano para amar y ser amado, ser libre y ser inteligente. Esto colocaría al hombre por encima del mundo animal, a la vez que lo capacita para tener comunión con su Creador.
La Biblia dice que Dios creó al ser humano -mujer y hombre- a su imagen y semejanza, es decir, el ser humano contiene rasgos divinos. Quizá estos rasgos son como semillas que una vez brotadas hacen que hombre y Dios se asemejen. Esta decisión supone aceptar que mujeres y hombres son reflejos de Dios y por lo tanto deben ser respetados.
En el último día de la creación, Dios dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;..” (Génesis1:26). De acuerdo a esto, el hombre es el único, entre toda la creación de Dios, que tiene una parte material (cuerpo) y una inmaterial (alma / espíritu). Tener la “imagen” o “semejanza” de Dios significa que fuimos hechos para parecernos a Dios.
La imagen de Dios se refiere a la capacidad interior del hombre para amar. Esto coloca al hombre aparte del mundo animal, adecuándolo para el “dominio” que Dios le designó (Génesis 1:28), y capacitándolo para tener comunión con su Creador. Es una semejanza mental, moral y social
Mental y moralmente, el hombre fue creado como un ser racional con voluntad propia – en otras palabras, el hombre puede razonar y elegir. Este es el reflejo de la inteligencia y la libertad de Dios. En cualquier momento alguien inventa una máquina, escribe un libro, pinta un paisaje, disfruta una sinfonía, calcula una suma, o nombra a una mascota, él o ella están proclamando el hecho de que fueron hechos a la imagen de Dios.
Socialmente, el hombre fue creado para ser amigo de otros. Esto refleja la Trinidad de Dios y Su amor. Cada vez que alguien ama a otra persona, es solidaria con alguien, es generosa, comparte, sirve a otros, está demostrando el hecho de que es semejante a Dios.
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Para los creyentes que tienen la Biblia como texto de referencia, ser imagen y semejanza de Dios puede ser una creencia que no es examinada en todas sus dimensiones y consecuencias. Desde una perspectiva más atea, equiparar dios y ser humano puede resultar contradictorio como el equiparar el sol con la luna. Tanto una perspectiva como la otra puedan frenar esta decisión.
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Esta decisión es profundamente antropológica, es decir, que podrá ayudar a responder a las preguntas sobre quién es el ser humano y cuál es su misión.
6 opiniones argumentadas
- Juan Carlos Brenes
- estudiante de la biblia,iletrado y del vulgo.
- Daniel Cambronero Ruiz de Valdepeñas
- Autodidacta
- alex carreras
- restauradors de materials diversos en obra i nautica , patologies ...