Tradicionalmente ha sido una premisa religiosa de diferentes credos, visitar a los enfermos como un acto de caridad. Sin embargo, actualmente también personas no creyentes visitan enfermos como muestra de solidaridad y ante la comprobación puede ser beneficioso para las personas enfermas. Se debe tener en cuenta la capacidad personal para enfrentar el dolor ajeno. Desafortunadamente mucha gente no se siente cómoda con los enfermos. En consecuencia, tienen a aislarse de ellos en un momento crítico. De allí que también se convierta en una necesidad de apoyo solidario.
Diferentes religiones exhortan constantemente a sus seguidores a realizar actos de solidaridad, acompañando a personas enfermas que no son visitadas por sus familiares o personas cercanas. Sin embargo, también personas no creyentes están desarrollando estos actos solidarios, al comprobarse el beneficio de las relaciones sociales en los estados de convalecencia de una enfermedad. De hecho, existen ONG que dedican parte de su trabajo, o también asociaciones de voluntariado que se dedican a visitar y acompañar personas enfermas.
Sin embargo, se debe considerar que no es un acto sencillo porque se deben tener en cuenta los horarios de visita, si las personas quieren o no recibir visitas, si se ha recomendando visitarle o no, la extensión de la visita y el horario. También se debe tener en cuenta el tipo de conversación que se puede dar, para evitar generar un efecto adverso en las personas visitadas. Los que asisten al enfermo se dividen en dos categorías: el cuidador principal, o sea, el familiar responsable del cuidado diario y el cuidador suplente, aquella persona visitante que es solidaria y que desea realizar un servicio.
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La incapacidad de las personas para enfrentar el dolor ajeno, puede dificultar que se realice esta acción solidaria. También la creencia de que la visita de personas enfermas es una acción fácil y que no requiere preparación puede llevar a un choque de expectativas cuando se visita a alguna persona.
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Se ha comprobado el beneficio de las visitas a personas enfermas por lo que puede generar un beneficio social, el hecho de que estas personas sean acompañadas en el tiempo de enfermedad. El hecho de que queden aisladas socialmente puede redundar en su afección de salud. Por otro lado, ayuda a desmitificar los estereotipos entorno a la “enfermedad”, considerándola como una parte más de la vida de las personas.
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Comprender bien los requisitos que se necesitan para visitar personas enfermas y comprobar si personalmente se está preparado para realizar esta acción. Consultar los requerimientos de hospitales y centros públicos para las visitas. En caso de visitas domiciliarias, comprobar si la persona lo desea. Analizar los pros y los contras de visitar personas enfermas y consultar con los médicos que atienden a la persona.
2 opiniones argumentadas
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Luz Adriana Neira - Directora de la Fundación Doctora Clown
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Katie Maxwell
- Ciencias de la Educación
