Cuando un grupo humano sufrió daños y atropellos por parte de otro, las familias suelen transmitir a las siguientes generaciones el drama vivido. Esos descendientes podrían entonces intentar vengarse en los descendientes de quienes hicieron daño y hacerlos a su vez víctimas de agresiones.
El diálogo y el conocimiento del otro son claves para crear una convivencia pacífica, pero cuando hay daño y dolor de por medio, resulta muy difícil. Sin embargo, no hacerlo puede ser un campo abonado al crecimiento de los resentimientos.
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El dolor de las víctimas y las ideas políticas enfrentadas dificultan mucho el diálogo cuando entre unos y otros median sentimientos de odio.
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La búsqueda del perdón y de la reconciliación sienta las bases de la convivencia pacífica porque abre una puerta a la no repetición de los mismos hechos y a la no creación de resentimientos.
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Es necesario enfrentar el dolor personal y mirar hacia el futuro para que la historia no se repita.
6 opiniones argumentadas

- Concepció Martinez
- Médico, especialista en geriatría

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María Oianguren Idígoras
- Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación

- Diana Kabarame
- Enfermera y mediadora intercultura