Ejercer presión emocional sobre los trabajadores de una empresa para lograr objetivos, no parece ser una buena estrategia: mientras algunas personas responden bien cuando se las presiona, otras se bloquean y se sienten humilladas.
La presión no garantiza el rendimiento, mientras que la motivación, generalmente, sí lo hace. Por ello, motivar parece más razonable que presionar para alcanzar las metas marcadas y rendir en el ámbito laboral.
¿Ejercer presión emocional sobre los trabajadores?
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