No pocos jefes creen que la manera más dinámica y eficaz de organizar el trabajo de un equipo a su cargo es a través de reuniones habituales: es una manera, se piensa, de conocer lo que hacen los demás en la empresa, intercambiar ideas y realizar un seguimiento rápido de las tareas pendientes.
Sin embargo, muchos trabajadores temen las reuniones como a la peste, porque les interrumpen su plan de trabajo y creen que casi siempre solo sirven para divagar.
Una reunión, bien planteada y en el momento justo, puede ser el germen de un gran proyecto o el lugar donde se encuentran, en común, soluciones a barreras parecían insalvables de forma individual. Por el contrario, cuando el objetivo de la misma no está claro y acotado previamente son casi siempre una pérdida de tiempo.
3 opiniones argumentadas
- Julio Pérez-Tomé Román
- Consultor Innovación, Social Media, Marketing y Comunicación